4 oct 2007

Comando Playero

Después del divorcio mi madre consiguió un Moskvich, pero apenas lo usaba. Sobre todo luego de que casi le pasa por encima a una vieja. Mi padre, por su lado, tenía un Fiat argentino desde mucho antes. Desde luego, ese siempre fue intocable. Cuando mi hermano cumplió 15 años, aprendió a manejar. Entonces nos juntábamos con nuestros primos Oscar y Arturo y cogíamos prestados el Moskvich sin que mi madre se enterara. Yo era el único que no sabía conducir, pero ninguno tenía licencia. Al mayor primo lo habían suspendido dos veces en el éxamen práctico –por mariconá, claro, y los otros ni eso.

Menos mi hermano, todos podíamos pasar por jóvenes adultos. Agarrábamos el Moskvich y nos íbamos para la playa. Mi hermano manejaba muchas veces. Cierto que con él al timón, que nos viera la policia era un riesgo. Pero se empecinaba en manejar muy a menudo, y el carro era de su madre... Pero fuera quien fuera al volante, el co-piloto siempre era yo. Lógico, el carro era de mi madre...

Usábamos dos recursos de camuflage. En primer lugar llevábamos siempre gafas oscuras. Eso hacía nuestro aspecto algo mayor y algo siniestro.

Lo otro era el carnet de cazador de nuestro ya fallecido abuelo común. Tal carnet era emitido por el MININT en su afán de controlar a todo posible peligro para el Comandante. Quien poseía un arma de caza desde antes de 1959, si quería conservarla, tenía que registrarse como cazador. Usar el arma sin carnet significaba de 8 a 18 años, según el lugar donde te cogieran con la escopeta en la mano. Obviamente, aquel que sólo amagara de descontento, perdía el carnet y el arma. El arma era intransferible bajo penalización. La misma semana que murió el abuelo, sin que nadie les avisara, pasaron los tipos del MININT a recoger el fusil. Por el carnet ni preguntaron. Sí, eran agentes, pero criollos.

Este carnet tenía el mismo aspecto, tamaño y color exterior que los carnets de la policía, de la seguridad de estado, de los aduaneros, en fin, de todo el personal del MININT. Debido al uniformismo socialista o a la escasez de recursos, o a ambos, la carátula era la misma para todos los carnets emitidos por la entidad represiva nacional. Tengo entendido que a principio de los 90 cambiaron los formatos.

Lo llevábamos por una razón bien simple. En un pais donde el control es tan absoluto, la mera apariencia de pertenecer al aparato represivo te hace de confianza para los otros componentes del mismo. Los carnets eran de un azul particular y con el título del Mininterio del Interior junto al borde superior. Los policías y los segurosos de civil en operativo sin cobertura lo llevaban en el bolsillo de la camisa, y por su longitud siempre sobresalía la parte superior. Así mismo me ponía yo el carnet de cazador del abuelo. Siempre que le pasamos cerca a algún policía, el carnet estaba bien visible. Se podía apreciar como los tipos lo veían antes de relajarse. Era el mismo clip cada vez: policía mira pa’l carro, policia mira pa’ los tipos dentro del carro, policía mira las gafas de los tipos dentro del carro, policía mira la ropa de los tipos dentro del carro, policía ve el carnet, policía mira pa’ otro la’o.

Sólo una vez fue diferente. Era ya de noche en la carretera de la playa, y nos detuvo un grupo de las tropas guardafronteras. Portaban AKMS. No las simples AK47 de unidades regulares. Normalmente por ahí no tenían nada que hacer. Así que supusimos después que estarían buscando a alguien. Después. Porque en ese momento nadie supuso nada. Tan sólo conectamos el autopiloto. Oscar, que manejaba, detuvo el carro fuera de la carretera. Dos de los guardias se acercaron, y uno se dirigió a la ventanilla del conductor alumbrando con una linterna. Antes de que el tipo dijera nada, yo saqué el carnet del abuelo y, sosteniéndolo por la base, lo extendí hacia el soldado por encima del pecho de mi primo. No se me ocurrió otra cosa. Ni supe qué decir. El guardia alumbró el carnet con la linterna, y acto seguido, cuadrándose, exclamó:
- Sigan, compañeros!

5 comentarios:

  1. No me lo jures, que yo te lo creo! Algún día te contaré la vez que atravesé media isla de excursión, fingiendo que hacíamos una caravana en honor al aniversario de las FMC!

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  2. Caminante, es que era así mismo. Oye, esa caravana promete ser un banquete!

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  3. Pues ni que contarte que yo entré a Marina heminway cuando no se podía ni acercar un cubano por allí sólo porque iba manejando un Mercedes negro. La gente pensó que yo era de los guardias de "quien tú sabes" y hasta me daban paso en los semáforos.
    Un vacilón aquella isla.

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  4. Jinetero, uniendo esa con la otra del Jaguar sale una buena paradoja: en Cuba, sin derechos, un carrazo te hace respetable; y en Europa, con derechos, el carrazo te hace sospechoso...

    Moraleja? Who the fuck is Moraleja?

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  5. Habremos de concluir entonces que si alguien se paseara por la Isla con el carnet de tu abuelo en el bolsillo y el Mercedes negro del Jinetero no habría recoveco al que pudieran cerrarle el paso… no?

    tomo notas para una próxima expedición

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