25 may 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 31

La siguiente pregunta de Jean-Paul Sartre, respecto al fetichismo, Che no la entendió realmente. Poco ayudó el ejemplo personal que añadió el pequeño intelectual francés, pues esa afición por chupar los dedos de los pies de Simone recitando su nombre completo ¿qué tenía que ver con la Revolución?

Julio 19 de 1967
[…]
Encontramos nuestro viejo campamento y nos acomodamos nuevamente. Falta comida. De hecho, nada ha cambiado. Salvo que somos menos que antes.

Las turbulencias políticas van en aumento. En Cochabamba se ha formado un nuevo partido campesino que apoya a Barrientos. Recurren al gastado ideario cristiano para rechazarnos. El campesinado boliviano empieza a inspirarme dudas sobre su capacidad revolucionaria.

Barrientos hizo un demagógico llamado a la unidad nacional y declaró a Bolivia en estado de guerra. Advirtió que, vista la experiencia cubana, nuestra toma del poder hará rodar las cabezas tanto del gobierno como de la oposición. Una infamia. En Cuba no decapitamos a nadie. Ni tampoco lo haremos aquí. Esos son instintos jacobinos, pequeñoburgueses. No necesitamos una guillotina. Nos basta con un fusil y un muro.

Julio 20 de 1967
[…]
Envié a Coco, Camba, León y Pocholo a comprar comida en Florida. Regresaron con apenas algo de grano, pues sólo les aceptaron el pago en efectivo. Coco me devolvió el fajo de pagarés con mi firma. Junto con los compradores vino un campesino, llamado Melgar, preguntando por los dos caballos suyos que tomamos prestados anteriormente. Se le dijo que estaban bien.

El sujeto tenía informaciones frescas. A los 4 días de nuestra retirada el ejército descubrió los restos de Tuma. Espantaron a los buitres, pero quedaba tan poco que no valía la pena enterrarlo. Se lo llevaron para Santa Cruz en una mochila. La acción de Sumaipata ya es de conocimiento general y le ha dado un prestigio legendario a la guerrilla. Aunque no se me olvida que no me trajeron mis medicinas.

Ese Melgar también oyó hablar de otro grupo guerrillero moviéndose hacia acá, e incluyendo a una mujer “mal aseada pero bonita.” Está claro que se trata del grupo de Joaquín.

Coco propuso usar al informante para llevar una carta a su mujer, pero decidí darle dinero y mandarlo a comprarme las medicinas primero.

La radio informó de mi muerte en Iquira hace ocho días. Dijeron que mi cadáver fue finalmente reconocido, que había sido fundador del Partido Marxista-Leninista Boliviano y un renegado del Partido Comunista. Hice un comentario sarcástico, y entonces Willy aclaró que el Guevara del que hablaban era Moisés.

Una noche inolvidable, bajó la temperatura y llovió a chorros durante 9 horas.

Melgar no regresó con las medicinas.

Julio 21 de 1967
[…]
Fue un día apacible, alterado únicamente por una demanda pecuaria. Vino un campesino a pedir que se le pagara la vaca que nos llevamos en la visita anterior al caserío. Se le explicó que el viejo Coco nos vendió el animal y cobró bien por él. El hombre insistió en que la vaca era suya y no de Coco, el cual le dijo que nosotros la habíamos requisado. Al despedirlo le prometimos al hombre aclarar el asunto. Se mandó a buscar al viejo, quien afirmó haber tansferido el importe de la vaca para su dueño. Ninguna amenaza lo pudo hacer cambiar de criterio. ¿Acaso es esa la utilidad de la guerrilla para el campesino boliviano, un pretexto para encubrir fraudes? No, también somos una fuente de ingresos por concepto de denuncias.

Mandé a Inti, Benigno y Aniceto a comprar un puerco grande en Tejería. Dispuse que exigieran prueba de propiedad.

[…]

22 may 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 30

Muyachedín
Julio 14 de 1967
[…]
Por la mañana nos percatamos de que no quedaba nada para desayunar. Nos vimos obligados a salir en medio de la lluvia para requisar algunos víveres en casa de Pablo, el vecino más próximo. Resultó ser un hermano de la mujer del alcalde. Y allí estaba la susodicha en temprana visita. Era evidente que intentaba saber de Aurelio. La tranquilizamos, asegurándole que el hombre se encontraba en perfectas condiciones. No lo creyó hasta que se lo trajimos. Se abrazaron como si Aurelio hubiera escapado del mismísimo demonio. Por lo visto, los tortolitos cuentan con la complicidad de Pablo y su mujer.

La esposa del alcalde nos juró que no había dicho nada a nadie sobre nuestra presencia para no poner en evidencia su aventura. Decidimos llevarnos a Pablo y Aurelio como guías para prolongar esa discreción. Partimos al mediodía entre el ruido de la lluvia y el llanto de las mujeres.

Nos dirigíamos hacia Pampa cuando encontramos a un soldado y un campesino que platicaban animadamente por el camino. El soldado llevaba una carta de su teniente y el campesino, una carga de harina. Incautamos ambas cosas.

El soldado reportó que su pelotón se hallaba operando en Pampa con 30 hombres. Demasiados. Nos desviamos hacia Florida.

Buenas noticias en la radio. El Partido Socialdemócrata y el Partido Revolucionario Auténtico le han dado la espalda al gobierno y se salen del Frente de la Revolución Boliviana que encabeza el general Barrientos. También la Federación Campesina amenaza con romper el Pacto Militar-Campesino y retirar sus milicias del cordón de seguridad que vigila a los mineros, si se llegara a dar el caso de que Barrientos incorpore a la Falange Socialista al FRB.

El poder reaccionario se descompone en cada uno de sus ingredientes.

Análisis político-militar:
Si tuviera ahora otros 100 guerrilleros, me abriría paso hasta la cuenca minera para integrar a los milicianos campesinos en el ELN. Ya con eso seríamos unos 1.000 hombres armados. De paso, reclutaría ahí mismo a los mineros más combativos. Claro, habría que colocarlos en columnas separadas de los milicianos campesinos, debido a los muertos en la huelga. Con tales 2.000 o 3.000 combatientes tomaríamos la ciudad de Potosí. No sería difícil entonces convocar a todas las fuerzas revolucionarias a congregarse en la provincia liberada. Calculo que de 10.000 a 15.000 efectivos sobre las armas. Sin contar que seguramente algunas unidades militares se nos sumarían también. Atención: a estos hay que tratarlos con tacto pero vigilantes, hasta que podamos prescindir de ellos. Con tantos bolivianos, ya podría dejar a los cubanos únicamente para mi escolta. Son más confiables y, por otra parte, no tienen nivel para tomar decisiones de mayor envergadura.

A esas alturas podría enviar dos columnas invasoras hacia Oruro sin debilitar nuestras posiciones en Potosí. Una columna al mando de Inti y otra con Coco al frente. Dos hermanos, para evitar celos exagerados y estimular la coordinación y el apoyo mutuo. En ese momento, mientras la lucha en Oruro, la antesala sureña de la capital, se vuelve encarnizada, marcharíamos sobre Cochabamba con el resto del ELN y los que se nos unan por el camino. Eso haría retroceder al ejército de Oruro hacia La Paz para proteger la provincia capitalina. Y con ello el ELN tendría a La Paz atenazada entre nuestras fuerzas en Cochabamba y Oruro. Pan comido.

Cien compañeros más. Eso es todo lo que necesito.

Eso y las medicinas para el asma.

Julio 15 de 1967
[…]
La vaca que sacrificamos quedó fenomenal. Se puede decir que ya los combatientes del ELN van aprendiendo a asar correctamente. Obvio que no como un argentino, ni siquiera como un uruguayo; pero aceptable, sin duda alguna. La idea de dirigirnos a este chaco solitario para agarrar una vaca vino de Aurelio. Dijo que pertenecía al alcalde. Parece que Aurelio lo respeta poco.

Barrientos dio a conocer el inicio de Cintia, una nueva operación contra nosotros. Promete que nos quedan pocos días. Pura demagogia militar.

Este lugar no es seguro. Tenemos que movernos con mayor velocidad.

Julio 16 de 1967
[…]
Todos extenuados, hombres y bestias. Los guías dicen que vamos bien, pero sólo avanzamos abriendo un trillo a machete. Aurelio prometió que pronto llegaremos a un chaco de naranjas muy dulces. Eso le ha dado nuevos bríos a los chapeadores.

Julio 17 de 1967
[…]
Encontramos el naranjal. Las matas estaban secas.

Al menos había agua.

Julio 18 de 1967
[…]
Nos perdimos. Los prácticos declararon que no sabían dónde estábamos.

Fue Miguel quien nos sacó de apuros, descubriendo al azar con el machete el camino de Piray. Allí liberamos a los tres inútiles campesinos y al soldadito, quien prometió desertar pero tampoco se quiso quedar.

[…]

20 may 2009

Inquietud

19 may 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 29

Foto: Che cogiendo cajita.
Julio 11 de 1967
[…]
Otro día lluvioso y otra vez nos despistamos. Además, en esta ocasión perdimos el rastro de la vanguardia. Necesitamos dos radios: uno para Joaquín y otro para Miguel. Espero que este último haya aprendido la lección de lo sucedido con el primero y regrese a buscarnos.

Jugoso asado del ternero de hoy. Me tomé el trabajo de estar pendiente para que los cubanos no me chamuscasen la carne de nuevo. Tocó a más, dada la ausencia de los hombres de Miguel. Faltó un poco de chimichurri.

Julio 12 de 1967
[…]
El día entero no nos movimos del lugar, para no quedarnos también sin vanguardia. Fue una sabia decisión, pues al oscurecer apareció Pocholo con un mensaje de Miguel. Básicamente se trataba de dos asuntos: informar de que no habían encontrado camino y preguntar por la parte del ternero de su gente. Le envié una respuesta enojada, advirtiéndole de que no permitiré demandas ni ambiciones, y mucho menos sin éxito en el cumplimiento de las tareas asignadas.

La radio dio parte de un muerto nuestro en un enfrentamiento en Iquira. Puede haber sido la gente de Joaquín, o tal vez algún simpatizante que intentaba localizarnos para unirse al ELN.

Julio 13 de 1967
[…]
Me caí aparatosamente mientras descendíamos una pendiente muy resbalosa. Moro y Negro intentaron ayudarme cuando me agarré de ellos, mas sólo consiguieron que los arrastrase conmigo. El Moro cayó debajo de mí, y el Negro se partió dos dientes al golpearse contra una piedra. A mí no me pasó nada. Es la suerte de la experiencia.

Hacia el mediodía alcanzamos a Miguel. Sus exploradores hallaron un rancho abandonado, donde decidimos pasar la tarde y la noche, dado que había suficiente comida: maíz, papas y un poco de carne seca.

Anocheciendo la posta capturó a un espía. Era Aurelio, el dueño de la casa. Tras interrogarlo debidamente, quedó claro que abandonó la casa al vernos llegar, pero volvió por temor a perder sus pertenencias. Se le pagó por el consumo, lo cual le demostró que estaba equivocado respecto a nosotros. Entonces confesó que había soldados en la finca del alcalde, a un par de millas de distancia, y que probablemente ya sabían que estábamos aquí. Eso conllevó otro interrogatorio, resultando en que la mujer del alcalde nos había visto, pues estaba con Aurelio cuando abandonaron el rancho.

Además de indolentes y desconfiados, son unos promiscuos. Y el imperialismo campeando por sus respetos. Un panorama desconsolador. Precisamente por ello es nuestro deber continuar esta lucha.

[…]

14 may 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 28

No, no lo huelas, mi niña.

Julio 7 de 1967
[…]
El campesino que nos vendió hoy el puerco se veía bastante temeroso. No quiso regatear cuando le rebajamos el precio a la mitad. Después nos advirtió de que estábamos casi rodeados por el ejército, pero que podíamos salir por el río Piojera. Eso, sólo si nos apurábamos. Como es lógico, seguimos su consejo. Fue necesario hacer un gran esfuerzo, sobre todo para los animales. El puerco no sabía correr. Y yo tampoco podía por culpa del asma.

Julio 8 de 1967
[…]
Todo el apuro y las precauciones eran en vano. No vimos ni rastro del ejército. Varios paisanos, con los que nos tropezamos, confirmaron que no hay soldados en la zona. Fue, por tanto, una estratagema del dueño del puerco para que nos largáramos. Ya arreglaremos cuentas. De momento, castigamos al cerdo. Por cierto, el chancho perdió peso en la huida, o el boliviano también nos engañó con las libras.

El colirio con solución de adrenalina me lo inyecté para que tuviera mejor efecto. No funcionó. Cada vez lamento más no haber ido a Sumaipata. De seguir así, tendremos que regresar para buscar mis medicinas. Hoy la radio habló de un muerto en el asalto. Fue el único policía que hizo resistencia. Era uno de los cuatro sin arma, así que nadie salió lastimado de nuestro lado.

Julio 9 de 1967
[…]
Otra vez nos perdimos. Ya hay algo rutinario en estos extravíos que nos da confianza. Gastamos la mañana buscando el camino. Por la tarde ordené escalar una montaña, la mayor de la zona con casi dos mil metros de altura, para recuperar la orientación oteando desde la cima. A partir de los 1400 m había una espesa neblina, mas no desistimos. La dificultad es el acicate favorito de los revolucionarios. Esta vez no hubo premio para nuestro esfuerzo: En la cumbre la niebla era mayor.

Cuando descendíamos empezó a llover a cántaros. Nos refugiamos bajo un saliente, y allí pasamos la noche.

La radio anunció un acuerdo entre los mineros y la Comibol. Los empleados de las minas Catavi y Siglo XX recibirán algunas mejoras en las condiciones laborales, más salario, menos horas de trabajo, y otra decena de míseras concesiones, a cambio de detener la huelga. Resulta un humillante fracaso para el movimiento obrero boliviano, y la confirmación definitiva de que la única vía para la liberación y la toma del poder por las masas trabajadoras es la nuestra: la lucha armada, irreconciliable e inexorable, contra el enemigo de clase.

Es una pena que no estemos cerca del Potosí. Los mineros descontentos con este vergonzoso arreglo entre la patronal y el sindicato correrían a incorporarse al ELN.

Julio 10 de 1967
[…]
Por la mañana la niebla disminuyó, aunque aumentó el frío. Y también mi asma. Subimos al pico, y esta vez tuvimos más suerte. Divisamos dos caminos abandonados más abajo. Mandé a explorarlos. No conducían a ninguna parte. Eso me puso de peor humor. Luego llegó la noticia radial de las nuevas declaraciones de Debray. Dijo que el objetivo de la guerrilla es continental, que el frente peruano ya está funcionando y el argentino, en camino. En mala hora dejé ir a ese francés lenguaraz.

[…]

10 may 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 27

Cuando el capellán Arzuaga opinó que un juicio de 15 minutos y sin defensa no le parecía del todo apropiado para condenar a muerte a un adolescente, la reacción del guerrillero heroico fue bastante agresiva.

Julio 6 de 1967
[…]
El asalto a Sumaipata entrará en los anales de la liberación de Bolivia como un ejemplo de efectividad guerrillera.

Originalmente nos proponíamos organizar un mitin de reclutamiento en Peña Colorada, y luego abastecernos. Sin embargo, fuimos recibidos con manifiesto terror. O sea, no fuimos recibidos, y el terror se manifestó en cuanto empezamos a reunir los pobladores sacándolos de sus chozas.

Nadie mostró verdadero interés por incorporarse al ELN. Hubo pocas preguntas. Más exactamente, una sola: un campesino quiso saber cuánto pagábamos de salario. Le explicamos que la recompensa del revolucionario es puramente moral. Me dio la impresión de que no lo entendió. Mas lo peor fue que no había tienda en el pueblo. Nos informaron de que junto a la carretera, tras el Alto de Palermo, había una.

Al caer la tarde caímos en el local. Decidimos comprar las cosas para no empeorar nuestra popularidad por estos lares. No obstante, no fue mucho lo que conseguimos. De ahí que se hiciera necesaria la incursión en Sumaipata. Dado que allí hay un puesto de policía, quedó claro que debíamos apoyarnos en el factor sorpresa y en nuestra velocidad. Esta última no estaba disponible, por lo que ordené a Ricardo, Coco, Pacho, Aniceto, Julio y Chino capturar un vehículo en la carretera para poder entrar con rapidez en el pueblo y, sobre todo, salir.

El plan consistía en maniatar a los carabineros y saquear el hospital, la farmacia y alguna tienda de víveres y golosinas, con prioridad para las latas de leche condensada.

Tras corta espera, la comisión de gestión de transporte detuvo a un camión, que resultó ser un convoy de cuatro. Pronto vinieron a avisarme de que había surgido una situación difícil en el camino. En el primer camión venía una señora con su hija junto al chofer. La mujer se negó a bajarse con la muchachita. Dijo que no confiaba en nuestro aspecto, y que en ningún caso se arriesgaría a perder la pureza de su hija.

El problema radicaba en que la vía era muy estrecha y había que apartar el primer camión para poder utilizar el segundo. El chofer no se atrevía a subir de nuevo al vehículo, pues la señora se había puesto muy belicosa y defendía la cabina con un paraguas. Coco lo intentó y salió con un hematoma en un ojo. Tuve que advertir a la vieja de que nos veríamos obligados a disparar. De esa manera fue posible salir para Sumaipata.

El puesto de carabineros, con una decena de policías comandados por el teniente Vacaflor y seis armas de uso rotativo, fue presa fácil. Apenas un guardia prestó resistencia. Más tarde a los prisioneros se les soltó desnudos en medio de la carretera. Excepto a Vacaflor, al que se le dejó la gorra.

Por la otra parte no se cumplieron mis órdenes. En lugar de latas de leche y carne los hombres regresaron con varias cajas de chocolates y dulces. Y, aunque trajeron el colirio para el Ñato y los antibióticos para Pombo, se olvidaron de las medicinas que yo necesito. Creo que debí haber ido en persona a tomar Sumaipata.

[…]

7 may 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 26

Los síntomas: la burda fisionomía, la mirada depravada, la obsesión por la colilla...

Julio 1 de 1967
[…]
También Barrientos acaba de admitir mi presencia. Aseguró por la radio que acabaría conmigo dentro de poco, y que yo no saldría con vida de Bolivia, a menos que me entregue pronto. Iluso. Jamás nos rendiremos, nunca podrán capturarnos con vida. Guardo la última granada, la última bala y el último bisturí para esa hipotética e improbable situación. Y tampoco cejaremos en nuestro empeño antimperialista. Mientras exista una injusticia en la cordillera, mientras quede un revolucionario en la selva, mientras paste una vaca en el altiplano, aquí estaremos.

Tres niños cuidaban el chaco donde descansamos. Se asustaron mucho con nuestra presencia. No quisieron hablar. El mayor me mostró tembloroso las cédulas de los tres, y nos señaló dónde guardaban la comida. Por lo visto, se trata de tres hermanos, los Yépez, que se alimentan de calabaza.

Cenamos sopa de calabaza, y puré de calabaza con algo de carne seca que traíamos. A los Yépez les ofrecimos comida a cambio de informaciones. Se negaron. No obstante, algunos combatientes se sentían tentados a compartir nuestro magro sustento con los tercos muchachos. Lo prohibí rigurosamente. La debilidad y el sentimentalismo son incompatibles con el tiempo de lucha.

Salimos de madrugada. Aún no amanecía cuando nos encontramos con un campesino llamado Coca mascando coca. Al menos eso entendimos, pues preguntamos su nombre y dijo “Coca,” y preguntamos qué masticaba y contestó lo mismo. Luego quisimos saber si había alguna finquita por la zona, y respondió que “el chaco de los tres muditos.”

Pude apreciar cierta desazón en algunos rostros. Mas era injustificada. No somos clarividentes, sino revolucionarios.

Julio 2 de 1967
[…]
La pierna de Pombo ya superó el peligro de gangrena. Puede que salga un poco cojo, pero nada más. En cambio, la conjuntivis del Ñato es un caso serio. Ya no ve nada de un ojo. Y de noche, de ninguno de los dos. Hoy hubo que sujetarlo entre seis hombres para limpiarle el ojo con alcohol. Se ha caído varias veces en las quebradas por su mala visión, pero sigue negándose a compartir el mulo con Pombo.

Volvió el asma, aunque esta vez parece peor.

Julio 3 de 1967
[…]
Día de promoción y propaganda. Nos hicimos muchas fotos. De momento no hay cómo revelarlas. Espero poder conservar los rollos hasta que llegue la oportunidad. Me impacienta saber qué tal salí de jinete, porque el caballito dejaba mucho que desear.

[…]

4 may 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 25

Foto: Che y Jânio*, el estrafalario y el estrambótico.

Junio 30 de 1967
[…]
La declaración oficial de Ovando sobre mi presencia en Bolivia es un gran paso de avance para la guerrilla. Ahora tanto el ejército como la opinión pública sabrán que nuestra victoria será inevitable.

El general miente cínicamente al decir que somos guerrilleros profesionales, perfectamente entrenados y armados hasta los dientes. Eso no es cierto, tenemos muchas carencias logísticas. Y es más, a casi todos nuestros combatientes les faltan dientes.

Por otra parte, para la afirmación de Ovando de que Regis Debray reveló que el ELN cuenta con instructores vietcons, así como con un comando de insurgencia urbana integrado por djounouds argelinos, habría dos explicaciones: El francés fue torturado hasta perder la razón o ha tenido una recaída con el LSD. Esto último es lo más probable. Y puede perjudicarnos. Se rumora que el estado mayor del ejército ha decidido preparar más unidades de rangers con nuevos asesores americanos, y que estudia traer mercenarios belgas y sudafricanos. No es justo que Debray nos haga esto. En una fase tan sensible de la revolución no se puede crear condiciones para la contundencia del imperialismo.

Los comentarios sobre la muerte del Loro a manos de sus captores no están confirmados, pero explicarían el por qué no se ha presentado en La Paz, ni tampoco vuelto a la guerrilla.

Como revolucionario debo ser modesto y admitir que la inculpación, que me hace el gobierno, de haber organizado la insurrección en las minas es completamente falsa. Mas no puedo negarles a los compañeros mineros su derecho a inspirarse en nuestra lucha. Ya falta poco para el reconocimiento general de nuestro esfuerzo en toda Bolivia. Mario Monje debe estar mordiéndose un tallo de coca.

El último mensaje de Cuba francamente no me gustó del todo. Dice que los recursos prometidos, y que tan urgentemente necesitamos en el ELN, fueron donados para la causa del hermano pueblo peruano. Informan que un cargamento de armas, medicinas y equipos llegó a Lima, y fue confiscado por el gobierno peruano. Quise llorar. E igual se perdió un miembro del incipiente movimiento guerrillero peruano junto con el dinero enviado desde La Habana. Lloré.

Resumen del mes
[…]
Seguimos sin conexión con Joaquín. Ni con La Paz. Ni con La Habana. Este mes perdimos a Tuma y no se incorporó nadie. A ese paso nos quedan justo dos años de guerrilla, si no racionamos las bajas.

El lado positivo es que ya constituimos una leyenda. Nuestra fama se agranda día a día. Somos superhéroes invencibles. Apenas nos van matando uno a uno. De ahí que nuestra moral sea tan firme. Incluso sin comida. Exceptuando unos pocos bolivianos que se han mostrado flojos ante el enemigo.

El ejército sigue siendo un desastre, aunque parece que ha convencido mejor al campesinado hasta ahora.

Las metas del mes de julio son: de tres a cinco emboscadas, de cuatro a seis vacas, y de 50 a 100 nuevos reclutas.

[…]

(*) A fines de enero de 1961 el excéntrico populista Jânio Quadros debutó en la presidencia de Brasil. Tuvo tres ideas singulares: condecoró al Che Guevara con la máxima orden nacional del Cruzeiro do Sul, prohibió los bikinis en los concursos de belleza y abolió las peleas de gallos. A fines de agosto de 1961 Quadros intentó el truco del autogolpe como Castro dos años atrás: renunció para ser reinstalado con mayor poder por aclamación popular. No funcionó.
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