Finalmente
tenemos una propuesta justa y pacífica para resolver el problema francés. Nos
hemos inspirado precisamente en las recomendaciones de Francia durante las
últimas 3 décadas para resolver el problema palestino: la posibilidad de que dos
estados, uno francés y otro musulmán, vivan en paz uno al lado del otro.
La buena noticia es que es perfectamente posible. Considerando las zonas de alta población árabe, se puede definir la división de forma bastante clara. No quedará perfecta, pero sí se puede hacer.
La mala noticia es que será muy complicado compartir Île-de-France, la región parisina. Así que probablemente habrá que entregársela a los árabes. Incluso manteniendo un pedazo de la ciudad, en forma de enclave al estilo del antiguo Berlín occidental, igual será mejor cambiar la capital de la nueva Francia francesa. Recomendamos Nantes para capital, puesto que Lyon, Marsella, Toulouse, Lille, Burdeos, Niza, Estrasburgo y Grenoble quedarán –obviamente– en el lado musulmán.
En fin, de poder se puede, todo es cuestión de querer la paz. Otra cosa es cómo lidiar con las intifadas después, pero ese no es el tema ahora mismo.
Y para terminar: los nombres. Lógicamente, el estado de los franceses se llamará Francia. Para el estado de los musulmanes proponemos: Franquistán, Cisargelia o, si toma un giro más piadoso, ISFO (Estado Islámico de Francia y Occidente).
He aquí la nueva Francia: un país, dos estados y, sobre todo, paz.
La buena noticia es que es perfectamente posible. Considerando las zonas de alta población árabe, se puede definir la división de forma bastante clara. No quedará perfecta, pero sí se puede hacer.
La mala noticia es que será muy complicado compartir Île-de-France, la región parisina. Así que probablemente habrá que entregársela a los árabes. Incluso manteniendo un pedazo de la ciudad, en forma de enclave al estilo del antiguo Berlín occidental, igual será mejor cambiar la capital de la nueva Francia francesa. Recomendamos Nantes para capital, puesto que Lyon, Marsella, Toulouse, Lille, Burdeos, Niza, Estrasburgo y Grenoble quedarán –obviamente– en el lado musulmán.
En fin, de poder se puede, todo es cuestión de querer la paz. Otra cosa es cómo lidiar con las intifadas después, pero ese no es el tema ahora mismo.
Y para terminar: los nombres. Lógicamente, el estado de los franceses se llamará Francia. Para el estado de los musulmanes proponemos: Franquistán, Cisargelia o, si toma un giro más piadoso, ISFO (Estado Islámico de Francia y Occidente).
He aquí la nueva Francia: un país, dos estados y, sobre todo, paz.