19 oct 2013

Elevator Ride

 Foto: Paul Mauriat et son orchestre

De los 50s a los 70s fue la época dorada de las grandes orquestas de música instrumental. Todavía en 1965 la BBC transmitía más instrumentales que pop-rock. ¿Qué produjo la decadencia y subsecuente desaparición de las grandes orquestas? No fue el pop-rock, porque no lo hubo mejor que precisamente en los 60s y 70s. ¿Acaso el paulatino fallecimiento del sector principal de los consumidores de instrumentales? ¿O fue el desarrollo de los sintetizadores y de la tecnología de estudio? En ninguna parte consta que los conservatorios redujeron su número de egresados a partir de los 80s, sino todo lo contrario. Supongo que debe haber sido una mezcla de factores. Es lo más probable. Y el principal factor fue la retirada de una generación única de conductores, maestros capaces tanto de arreglar a Mozart para el oído de un idiota como de componer en 3 notas para superiores orejas. 

Esos directores de orquesta, enérgicos dictadores en muchos casos, eran capaces de montar elencos enormes de músicos y arrastrarlos en giras de 9 meses por todo el mundo, vendiendo millones de discos. El italo-británico Mantovani, por ejemplo, llegó a tener 6 LPs al mismo tiempo en el top 30 de los EE.UU. en 1959. El francés Paul Mauriat tuvo un disco en el número uno absoluto de las listas de ventas americanas durante 5 semanas seguidas en 1968. Dicho sea de paso que aquel fue el año del White Album de los Beatles, del Beggars Banquet de los Rolling Stones, del Wheels of Fire de Cream, del Electric Ladyland de Jimi Hendrix, del The Kinks Are Village Green Preservation Society, del The Songs of Leonard Cohen, del Bookends de Simon & Garfunkel, del Truth de Jeff Beck, del Delilah de Tom Jones, del Astral Weeks de Van Morrison, o del Traffic de Traffic. Incluso Ray Barretto sacó Fiesta en el Barrio ese año. Todavía en 1981 al ballet del Bolshoi lo mandarón a bailar en Alma-Atá para hacerle espacio al italo-francés Caravelli, cuya orquesta tocó con el teatro lleno hasta los pasillos durante una semana. El núcleo de aquella generación eran franceses: a los dos ya mencionados hay que sumar Franck Pourcel, Francis Lai, Michel Legrand y Raymond Lefèvre. Del lado occidental del Atlántico también salieron best-sellers: el italo-americano Henry Mancini, su compatriota Ray Conniff, el canadiense Percy Faith y el argentino Waldo de los Ríos. Mucho menos conocido, pero uno de mis favoritos, resulta el italo-brasileiro Lyrio Panicali. He aquí una prueba de este género muerto, llamado algunas veces easy listening y otras, música para elevadores. 

8 oct 2013

Demasiado Amor




En 1979 el trinitense Phil Trim, el ex vocalista de los Pop-Tops que llevaba ya un lustro de carrera como solista con más bajas que altas en España, entró en el elegante bar Cascada del lujoso hotel Puente Romano de Marbella. Venía con dos gallegas. Inmediatamente Phil descubrió la presencia de Basilio junto a la barra. El cantante panameño lo saludó muy cordial. Se habían conocido dos años atrás en Barcelona, donde Basilio grababa su LP "Demasiado Amor", que alcanzaría luego platino en las ventas, mientras que Phil grababa su single "Solo", que se vendería en cifras modestas aunque no estaba mal. Esta vez, asistido apenas por un trío de músicos, Basilio estaba amenizando la noche del recién inaugurado hotel. Phil, en cambio, se encontraba en un viaje de placer. 

Entre pieza y pieza, los colegas conversaron un poco y compartieron unas copas, cortesía de la casa. En un momento discreto, cuando sus acompañantes habían ido al baño, Phil le preguntó a Basilio:

-   ¿Qué te parecen las chicas?

-   Están muy bien –sentenció el panameño, e indagó–, ¿son putas?

-   No, tío, son fans –aclaró el trinitense, e inquirió–. ¿Qué... las compartimos? 

-   Por qué no... –asintió Basilio risueño.

-   Luego nos vamos a mi habitación –puntualizó Phil.

-   Mejor vamos a mi suite –sugirió el otro–. Tengo una grand suite con terraza frente al mar, es parte de mi contrato. 

-   Oh, bueno, vale…


Cuando el cuarteto llegó frente a la suite. Basilio tocó con los nudillos en la puerta. 

-   ¿No es tu suite…? –se extrañó Phil–. ¿Estás con alguien acá…?

Pero antes de recibir respuesta una esbelta figura en bikini ya había abierto la puerta.

-   Oh, chéri, vous avez apporté amis! –exclamó la joven del bikini sonriendo.

-   Entren, por favor –conminó amable Basilio a sus huéspedes–, para presentarles a mis fans

Y, ya en el amplio interior de la suite, continuó señalando a cada una de las 4 rubias:

-   Ulva… Freja… ambas son de Estocolmo, Geneviève... de Besançon, y a Françoise, que nos recibió, la trajo la cigüeña sin salir de París.
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