El camarada Willy Toledo tuvo un sueño alucinante: había ido a parar al año 1937, en medio de la Guerra Civil.
Primero lo pillaron unos soldados moros. Todo feliz, Willy expuso su simpatía por la república socialista, multicultural e internacionalista, pero resultaron ser regulares marroquíes del bando nacional que lo vapulearon sin misericordia. Lo dejaron tirado en un patio, y Willy logró escurrirse a rastras.
Acto seguido fue capturado por otros tíos uniformados. Willy prudentemente preguntó quiénes eran. Los soldados contestaron que pertenecían al Ejército Popular. Entonces Willy se dispuso a mentir para salvarse, y declaró que él también era popular y detestaba a los socialistas. Los milicianos irrumpieron en gritos de que ellos eran republicanos socialistas, y golpearon a Willy hasta que quedó inconsciente.
Cuando despertó, Willy descubrió que se encontraba en un calabozo. Inseguro, se puso a planear qué decir antes de que aparecieran los carceleros. Trató de recordar cada detalle de sus captores anteriores, y decidió que se fijaría bien en los emblemas de los uniformes antes de hablar otra vez. Si veía el yugo y las flechas, acudiría a sus dotes de actor para mentir; si veía una estrella roja, sería sincero. Por fin, entró un sujeto de uniforme, con el símbolo de corona, haz y espada de la Guardia Civil, y dijo:
- Señor Toledo, llevaba Usted 4.1 g/l de alcohol en la sangre, ha tenido mucha suerte de no caer en coma etílico.
Primero lo pillaron unos soldados moros. Todo feliz, Willy expuso su simpatía por la república socialista, multicultural e internacionalista, pero resultaron ser regulares marroquíes del bando nacional que lo vapulearon sin misericordia. Lo dejaron tirado en un patio, y Willy logró escurrirse a rastras.
Acto seguido fue capturado por otros tíos uniformados. Willy prudentemente preguntó quiénes eran. Los soldados contestaron que pertenecían al Ejército Popular. Entonces Willy se dispuso a mentir para salvarse, y declaró que él también era popular y detestaba a los socialistas. Los milicianos irrumpieron en gritos de que ellos eran republicanos socialistas, y golpearon a Willy hasta que quedó inconsciente.
Cuando despertó, Willy descubrió que se encontraba en un calabozo. Inseguro, se puso a planear qué decir antes de que aparecieran los carceleros. Trató de recordar cada detalle de sus captores anteriores, y decidió que se fijaría bien en los emblemas de los uniformes antes de hablar otra vez. Si veía el yugo y las flechas, acudiría a sus dotes de actor para mentir; si veía una estrella roja, sería sincero. Por fin, entró un sujeto de uniforme, con el símbolo de corona, haz y espada de la Guardia Civil, y dijo:
- Señor Toledo, llevaba Usted 4.1 g/l de alcohol en la sangre, ha tenido mucha suerte de no caer en coma etílico.
En la guerra civil la izquierda se cargó a muchos que estaban a su izquierda, pero no veo a Willy haciendo el papel de Nin, sino más bien el de siervo Stalin, puede que eso le salvase.
ResponderEliminarPD: Muy bueno el final de tu historia.
:)
Muy buena la historia, gracias. Pero a este lo veo yo con dos buenas mandarrias en las orejas.
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