Los comicios presidenciales más importantes del año tuvieron lugar este domingo en Brasil, el mayor país de América Latina y de todo el hemisferio sur. Se efectuará una segunda vuelta, pues la candidata oficialista no consiguió la mayoría absoluta que esperaba. Las masivas subvenciones del gobierno del PT en el miserable y felizmente reproductivo Nordeste tuvieron su efecto, pero en buena parte del Sur parece existir aún cierta dosis de sentido común.
Al escalofriante panorama electoral iberoamericano se ha sumado esta vez otra muesca de horror. Concurrían 9 candidatos de 9 partidos socialistas. Si bien apenas 3 se repartieron los votos, mientras el resto no superó la barrera del 1%. Queda por ver si los electores de la izquierda vegetariana –casi 20 millones– le dan su voto en la segunda vuelta a la izquierda histérica de la tosca Dilma o a la izquierda sedada del racional Serra. El PT necesita poco más de 3 millones de votos adicionales para continuar estratificando sus ya avanzadas estructuras clientelistas. Y creo que lo conseguirá. Será el PRI del siglo XXI.
En fin, la profesión más fructífera en Brasil seguirá siendo delincuente.
4 oct 2010
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El futuro de Brazil, lo veo bien jodido. En cualquier momento veremos las balsas y piraguas salir por el Amazonas,rumbo a Miami.
ResponderEliminarCheito,
ResponderEliminarde momento les va mejor que nunca. El mercado asiático de materia prima sigue comprando, la industria nacional es favorecida por el proteccionismo, y los acreedores tienen fe en el futuro próximo del país con mundial de fútbol y olimpiada. La reserva de pobres es inmensa pero se mueve, y ese es el motor del crecimiento.
Ahora bien, que con los socialistas van lo más lento posible ya es otra cosa.
A eso me referia exactamente,se han montado en "la maquina del tiempo ",con una sola velocidad,la socialista.
ResponderEliminarBueno, eso es lo que ellos desean, al parecer.
ResponderEliminarHayek decía aquello de: "Para los socialistas de todos los partidos".
ResponderEliminarVeo que la cosa se ha vuelto real hasta ese punto, que sepan los brasileños que gobierne quien gobierne le echarán mano al bolsillo.