Hasta hace poco Almudena Medina Alcántara sólo pensaba en dormir, comer y follar. Pero el impulso congénito que se sacude desde los confines remotos del Yemen hasta el vecino Marruecos ha alcanzado a la juventud morisca más septentrional.
Por su parte, Elías Benavides García[1] ha retomado con enorme placer la tradición de sus ancestros: arrojar alpargatas.
Lo más gracioso es que debe haber alguna que otra Almudena Medina u otra de nombre similar cuya sistema de educación socialista le ha impedido saber que su nombre es de origen árabe, pero no es lo único de lo que le ha privado la enseñanza pública española, sino del sentido común necesario para evitar exigir cambios de políticas en una democracia en la cual lo que es necesario pedir es un cambio de gobierno.
ResponderEliminarClaro que si hombre, si es que estos jóvenes! Pedir una democracia más representativa y la reforma de la ley electoral, y encima piden trabajo y un futuro! Qué osados! Si saben que todo esto lo pueden tener votando al PP (o al PSOE), que son la panacea, chica, te arreglan la crisis en un santiamén. Sólo hay que ver a esos eruditos como Pepe Blanco o Mariano Rajoy, que capacidad dialéctica, oyes....
ResponderEliminarComparar las reivindicaciones del 15-M,en las que basicamente se pide trabajo y acabar con la incompetencia y corrupción politica, con las movilizaciones en paises islamicos, dictaduras donde no se respeta nada ni a nadie me parece repugnante, como toda modalidad de fanatismo y manipulación fanatica de la realidad.
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