III Italia
Uno
de cada cuatro euros adeudados en Europa lo debe Italia, la nación que inventó
Giuseppe Garibaldi hace 150 años y que porta en sí las dos regiones –léase dos culturas–
que en mayor escala componen la Unión Europea. El norte con ancestros celtas y
el sur con raíces griegas. El norte con siglos de administración germana y el
sur con siglos de gobierno ibérico. El norte con Ferrari y Beretta, y el sur
con Camorra y ‘Ndrangheta.
Desde
hace un siglo y medio los italianos del norte y del sur han compartido la misma
moneda, el mismo mercado y las mismas tasas de interés. Durante ese tiempo el norte ha transferido recursos hacia el
sur en una medida que supera múltiples veces todas las ayudas recibidas por los
griegos de la UE. Sin embargo, las diferencias económicas, condicionadas por
las mentalidades distintas en el norte y el sur, se mantienen intactas. El sur
sigue siendo sucio, corrupto y pobre porque la deshonestidad no se arregla con subvenciones,
dado que el pícaro siempre interpreta el obsequio como un soborno.
Obviamente, el fracaso italiano no impide a los socialistas europeos soñar con redistribuciones y planes de ayuda para los meridionales. La fe no entiende, cree. Y no sólo los italianos del sur apuestan por los planes europeos. Los lombardos, piamonteses o romanos –que a estas alturas se oponen estrictamente a subvencionar a napolitanos, calabreses o sicilianos– también prefieren que al mezzogiorno lo sustenten los vecinos trasalpinos.
Una mirada a los números nos revela el dudoso beneficio que el Euro trajo a Italia. Desde 2000 hasta 2010 los costos laborales subieron en 37%. En Alemania, Austria u Holanda, en cambio, esa cifra no pasó de un solo dígito. La productividad de la industria italiana, dicho sea de paso, es apenas el 66% de la alemana, aunque con la productividad de los servicios gastronómicos sucede lo contrario. Pero hay más, mientras que en 2000 los italianos tenían un nivel de vida 18% superior a la media europea, pasada una década habían caído justo al nivel promedio continental. El tradicional excedente en la balanza de pagos se convirtió en déficit cuando la no menos tradicional deuda pública dejó de ser compensable con obligaciones en liras y se tuvo que acudir al crédito neto externo.
Pese
a todo, Italia está más cerca de la tabla de salvación que Francia. Primero porque
ha optado por un gobierno tecnócrata en lugar de un mentecato socialista. Luego
la cuota económica del estado italiano escasamente sobrepasa el 50%, o sea, 6%
menos que el vecino galo. Y para reducir la deuda pública a un aceptable 60% del
PIB en 2030 Italia precisa bajar los gastos 3.1% por año, menos de la mitad de
lo que necesitan los franceses.
[Continuará…]
[Continuará…]
Y tu crees que se salve alguno del descalabro del euro?
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