Septiembre 3 de 1967
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Levanté a la gente a las 3 de la mañana. El plan, como anuncié la noche anterior, era bajar por el Masicuri hasta el Río Grande. Cuando clareó, descubrí que marchábamos río arriba. Me faltó algo de ánimo para regañar a Benigno, que iba en la punta. Además, apenas se habían perdido unas 3 horas. Alcanzamos el Río Grande hacia el mediodía. La región ya nos resulta familiar.
Ordené a Benigno subir con 5 hombres hasta la finca, donde nos aprovisionamos en las dos vueltas anteriores, con la intención de obtener comida. Le aclaré que esta vez pagase por los alimentos, a ver si podía sacarle información al terrateniente. Partieron raudos río abajo. Demoré casi un cuarto de hora en percibir que se fueron en el sentido opuesto. Tuve que mandar a Miguel a traerlos de vuelta. Dejé la descarga para más tarde, pero destituí a Benigno y puse a Coco al frente del comando, con Inti de segundo. Salieron río arriba sobre la una de la tarde.
Antes de llegar a la hacienda atraparon a 2 campesinos, quienes informaron de la ausencia tanto del patrón en la finca como del ejército en toda la zona. Apenas los soltaron, se fueron corriendo. Al aproximarse a la casa los exploradores fueron recibidos por los ladridos de un perro muy agresivo. Tras el perro salió un soldado, que fue derribado de un tiro. A continuación aparecieron cerca de 40 soldados desde el edificio principal y las barracas aledañas, y se desplegaron entre disparos y fuertes gritos, rodeando por ambos flancos a nuestros combatientes.
Los gritos impresionaron un poco a algunos compañeros. Sin embargo, Inti pretendía quedarse. No quería irse sin agarrar, al menos, algunas calabazas. Entonces Benigno hizo valer su experiencia y, con ayuda de Pablo y Pocholo, convenció a Coco de afrontar con aplomo la necesaria retirada. Poco después de que se nos reincorporasen apareció un avioncito y bombardeó el sector con escasa puntería. Cuando regresamos por las mochilas apenas le habían dado a una, la que tenía las cazuelas. De momento el daño es insignificante. No pretendíamos cocinar hoy.
La voz de las Américas sigue con su absurda patraña sobre el exterminio del grupo de Joaquín. Anuncian la captura de un sobreviviente que parece ser Paco. Lo más probable es que sea ésta la única baja del grupo, y que se trate de un caso de deserción.
Septiembre 4 de 1967
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Amanecimos con sed de acción. Y bastante hambre. Se organizaron 4 operaciones: una de combate y tres para buscar comida. La primera no reportó resultados. En cambio, se capturaron una vaca y dos bueyes. El asado de res fue recibido con entusiasmo. Se lo merecía.
Pedí voluntarios para un equipo de reconocimiento y recaudación. Fueron escogidos Inti, Coco, Pocholo, Chapaco, Aniceto y Arturo. Designé a Inti de jefe. Fui muy preciso al instruirlo sobre nuestras prioridades. Necesitamos guarnición para la carne, mejor granos que viandas, debido al transporte. De ser posible, informaciones y verduras frescas. Si se da una circunstancia propicia, intentarán capturar a un soldado aislado para interrogarlo. El caso ideal sería un guardia conduciendo un mulo con arroz y frijoles, y tal vez unas latas de leche, o azúcar en su defecto. Pero en ningún caso deben arriesgarse. Si nos matan a uno, la Voz de las Américas empezará a anunciar el fin de la guerrilla en Bolivia. Hoy describieron otro cadáver con tanto detalle, que no nos quedó duda de que se trata del Negro. El Chino tendrá que hacerse cargo del frente peruano.
Septiembre 5 de 1967
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El grupo de Inti regresó bien entrada la tarde con un mulo cargado de maíz. Reportaron un trayecto operativo con altas y bajas. En una casa se encontraba una patrulla del ejército con varios perros, por lo que se ahorraron la visita. En otro rancho más adelante no había nadie. Allí hallaron el maíz. Era más de un quintal. Fue retirado con toda velocidad por la sospecha de que la ausencia de los habitantes se debiese a una fuga hacia la primera casa. Continuaron la marcha y alcanzaron una tercera choza. Los moradores escaparon con sorprendente agilidad en varias direcciones. Quien único se quedó fue una mula. Estaba amarrada a una cerca. Se incautó el animal. Por suerte, en la cuarta y última cabaña no hubo intento de evasión. Aunque los dos hermanos que la habitaban no se mostraron cooperativos. El que estaba postrado en cama no podía hablar. La fiebre lo hacía castañear los dientes entre convulsiones. Coco le dijo que era un simulador y lo sacudió con energía. Fue inútil. El hombre perdió el conocimiento. Por su parte, el otro hermano intentó levantarse de su silla y fue a dar al piso. Inti lo amenazó con llevarse sus muletas si no aportaba alguna información útil. Todo lo que sacó del sujeto fue que los dueños de las otras tres casas se llaman Morón, Montaño y Pérez. Su propio nombre no quiso darlo, por lo cual le decomisaron cuatro libras de azúcar, dos velas y media calabaza, a falta de más.
La nota negativa de la operación la dio Arturo. Al retornar se quedó atrás. Los demás perdieron dos horas buscándolo. Lo encontraron durmiendo a pierna suelta en plena senda ganadera. Y no sólo eso, aparte de dejar un claro rastro, Arturo perdió todo el azúcar y la media calabaza. Cuando la tropa escuchó eso, hubo un leve conato de linchamiento. Para calmar los ánimos decidí sancionarlo. Anulé su ración de carne esta noche.
Se recibió un nuevo mensaje de radio. Brinda pormenores de la conferencia de solidaridad latinoamericana el mes pasado en La Habana. Fue un gran éxito. Todo menos la delegación del PCB. Monje no fue, pero el cretino de Aldo Flores se presentó como vocero del ELN y quiso hablar en mi nombre. Hubo desmentido, réplica, discordia y moción de exclusión. Al final, los compañeros de la sección AAAL hablaron con los bolivianos. El PCB demostró no ser tan duro como los guineanos. Eso nadie lo sabe mejor que nosotros. La retracción de Flores tuvo lugar el día antes del discurso de clausura de Fidel. La última parte habla de hacer un canje por Debray. No especifica a cambio de qué, y no me lo imagino. Sería un desperdicio.
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Muy bien coordinadas todas las operaciones militares en la direccion principal: buscar comida. Maestria antologica la suya amigo Guicho.
ResponderEliminarBuscar comida,tremenda mision en la selva... y noto el deja vous del asesino argentino de cuando junto con Camilo y Ramiro jugaban a Nazis con la poblacion cubana...Gracias amigo Guicho, vale la pena esperar por sus joyas....
ResponderEliminarHe disfrutado leer esto, perdidos en la selva boliviana río arriba o rio abajo y preocupándose por lo que transmitía la voz de las Américas. Y me alegro que recuerdes con la foto cómo se sorteaban la vida de los demas. Macabro y cierto.
ResponderEliminarQué risa Guicho! Cada vez que llegan a una casa los habitantes ya habían echado un pie, cuando encuentran a dos es porque no se pueden mover.
ResponderEliminarY lo del linchamiento por haber perdido la mitad de la calabaza, genial.
Como dice Frida M , vale la pena esperar por tus posts.
Gracias.
Las operaciones en direccion contraria son ejemplarizantes. Resumen el absurdo de lo que fue esa guerrilla. Para pasar hambre se hubiesen quedado en Cuba. Pero no, tenia que ser hambre heroica...
ResponderEliminarEspero la proxima entrega Don Guicho.
Nunca es tarde si la dicha de tu prosa es buena. Estas notas perdutas siempre me la hacen pasar putas! Jejejeje.
ResponderEliminar¡Güicho! ¡Güicho!!!!
ResponderEliminarGracias.