Mostrando entradas con la etiqueta Diario de un OeNeGeta. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Diario de un OeNeGeta. Mostrar todas las entradas

5 ago 2008

Fragmentos del diario de un OeNeGeta 2


Octubre 16
La comunidad banyamulengue nos ha aceptado plenamente. Nos movemos con total libertad entre las aldeas y los campamentos de refugiados, escoltados por dos camionetas de juveniles milicianos, que disparan al aire alegremente para anunciar nuestro paso. Uno de los escoltas más entusiastas es Nubango, el joven que tiene mi iPod. He mejorado mi amistad con él. Hoy le he prestado mi bolígrafo Parker Sonnet. Creo que me lo devolverá. Debo tomar cuidado para que Nubango no vea el Palmtop. No podría prescindir de éste, pues ahí llevamos las existencias de medicinas. Por cierto, no tenemos suficientes vacunas contra el tifus. Y nos han avisado sobre un brote epidémico en Burundi. Es cuestión de días hasta que la primera oleada nos alcance. Eugène, el director del equipo MFS antecesor, nos había informado que el año pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) envió un gran lote de vacunas. Pero no quisieron entregarlas a MFS por razones jurisdiccionales. Se las confiaron directamente a Patrick Masunzu, el líder del Rassemblement Congolais pour la Démocratie-Faction Goma (RCD-Goma). Y Masunzu la comercializó en el mercado negro de Kampala, Uganda, para financiar la heroica lucha del pueblo banyamulengue contra la opresión imperialista, donde el RCD-Goma se enfrenta con las Forces Armées de la Republic Democratic du Congo (FARDC) y sus aliados de las milicias babembes, llamadas Mai-Mai. Aunque algunas veces el RCD-Goma también combate contra el Rassemblement Congolais pour la Démocratie-Faction Wamba (RCD-Wamba).

[...]

Octubre 29
El general Masunzu se apareció esta tarde en Tshibindami para un sorpresivo acto político. No nos permitieron hablar con él sobre la situación con el tifus, pero pudimos asistir a su discurso público. Todos los banyamulengues aplaudieron, cantaron y bailaron con sus palabras. Incluso los enfermos de tifus. La guardia personal de Masunzu tuvo la gentileza de traerlos desde el hospital de cuarentena que montamos en las afueras del campamento. Dicen que Masunzu nació en Uganda, cuando su familia tuvo que huir de Goma por los pogromos de 1963. Por eso prefiere hablar en inglés, en swahili, en kinyarwanda o en kirundi. El francés, en cambio, no lo domina bien. Mas esa debilidad lingüística la compensa con su carisma y sus dotes de orador. De sus palabras se me grabaron éstas: «La premisa fundamental para la paz en el Congo oriental es la de-escalación. Cada comunidad debe proponerse cometer menos atrocidades contra aquellos que perciban como sus enemigos. Nosotros esperamos que las FARDC y sus secuaces Mai-Mai den el primer paso.» Me ha impresionado su claridad y su honestidad, lo confieso. De hecho, no veo en Europa, ni en todo el primer mundo, a un líder de semejante formato. Lo hemos discutido en el equipo de MFS, y llegamos a la conclusión de que no debíamos complicar la titánica labor de Masunzu y el RCD-Goma reclamándoles vacunas. Somos nosotros quienes tenemos que conseguir las medicinas para el pueblo banyamulengue. Es nuestra deuda con Africa. Mañana le pasaremos un comunicado a la central de MFS en París pidiendo recursos para comprar las vacunas en el mercado negro de Kampala. Richard, como jefe de nuestro grupo, lo redactará esta noche con la ayuda de Sabine. Han prometido, si es preciso, no dormir, pues el texto ha de ser absolutamente convincente.

[...]

Noviembre 22
Hemos conseguido frenar la expansión del tifus. Las donaciones que reunió MFS han sido muy importantes. Mas también la ayuda del general Masunzu, que nos brindó salvoconducto y transporte hasta Uganda para comprar medicamentos. Resulta que las tropas del RCD-Goma se habían contagiado en su visita a Tshibindami, y mal pudieron contener la ofensiva de los babembes la semana antepasada. Tanto más necesario se hizo nuestro apoyo en este momento. Hace un rato vi a Sabine entrar en la tienda de Richard. Tal vez se sienta mal. Debería acudir a mí, que soy su amigo, y no a ese ex-pseudoanarquista, que acepta regalos de los pacientes banyamulengues.

[...]

Diciembre 12
Aprovecho que ya puedo ver un poco, al menos con el ojo derecho, para anotar estas líneas. Antier me di un gustazo. Me hicieron las tradicionales escarificaciones faciales banyamulengues. Sabine me había explicado su romántico significado, y le pedí que fuera la wizi, mi musa, para poder acudir ante el curandero que las aplica. Se sorprendió, pero aceptó halagada. Aunque aclaró que la wizi ngue, la danza de la musa, la bailaría con ropa, pues nuestras directivas son muy estrictas en ese sentido. No pude estar más de acuerdo, por supuesto. El curandero Ruhimbika se esmeró. Sabemos que se ha sentido un poco menospreciado desde que MFS se radicó entre los banyamulengues. Cuando todo estaba preparado, con los músicos ensayando y el vecindario reunido curioso, Richard vino para hacerme desistir, alegando que podría haber complicaciones. Incluso llegó a amenazarme con un reporte disciplinario en caso de que yo me viese luego imposibilitado en mis labores diarias. Sabine explotó. No sabía que podía decir cosas así. Richard se fue amedrentado. Pero yo no había dudado. Tampoco dudé cuando Ruhimbika colocó la aguda punta del cuerno de búfalo en el fuego. Me arrepentí sin dudar. Sólo que, con cuatro banyamulengues sujetándome, era demasiado tarde. Al recuperar la conciencia seguía todo oscuro. Entonces pude oir la dulce voz de Sabine diciéndome que no me asustara. Me alivió escuchar sus palabras: «Conseguirás volver a abrir los ojos, François, en cuanto se te baje la inflamación de la cara... Y ahora, para que te relajes, conocerás lo que en mi país se llama un hånd jobbe...»

4 ago 2008

Fragmentos del diario de un OeNeGeta


Mayo 23
Por fin conseguí la licencia del decano para tomar un año sabático. Después de 18 semestres estudiando creo que me lo merecía. Sin contar que ya no veía manera alguna de financiarme el próximo. Mi padre está cada vez más reaccionario. También el Banco Universitario me negó un nuevo préstamo. Y lo peor: el fondo para estipendios de las Juventudes Socialistas Alternativas está vacío. De nada me sirve mi buena relación con Christine, que ahora trabaja de secretaria en la central de la JSA. ¡La dulce Christine! Los dos años que estuvimos saliendo son sencillamente inolvidables. Ella estudiaba sociología, creo yo. ¿O era sicología? Solíamos masturbarnos uno frente al otro. Yo me adelantaba, pero la esperaba para acabar juntos. Aquella mirada de mutua complicidad en el momento cumbre era deliciosa. La extraño.

[...]

Junio 26
Hoy recibí la confirmación de la ONG. Me aceptan en su proyecto congolés por un año. Son fantásticos estos Médicos Fronterizos Solidarios. Incluso iré en condición de médico. Me han dicho que, aunque todavía no tengo el título, mi tiempo de estudio me da un nivel superior al de un doctor local. Tengo que presentarme en una semana para comenzar el proceso de vacunación obligatorio. Son 36 vacunas. Imprescindibles para entrar en la selva. Hay que mantenerse sano para ayudar a los enfermos. Pero igual, 36 es una buena cantidad. No se trata de tabletas o supositorios, sino de inyecciones.

[...]

Julio 28
El cursillo de entrenamiento de los MFS es formidable. Somos 16 novatos en el grupo. 14 chicos, o 15, pues con una de las chicas no estoy tan seguro. Todos universitarios. De diversas especialidades. Incluso hay 2 que ya son graduados pero no han conseguido trabajo. Los estudiantes de medicina somos cuatro. Sólo conocía a Richard. Un verdadero veterano. El ya estaba en mi facultad cuando yo me matriculé hace nueve años. Nos llevamos bien, pero no es que seamos grandes amigos. Resulta un poco anarquista para mi gusto. Los otros dos son Jean-Manuel, un español de Montpellier, y Sabine, la chica. Es danesa, según entendí, pero creció en Bélgica. Aunque no le sentó mal, no parece nada tonta. Creo que le caigo bien. Tenemos que compenetrar para poder ayudar en el Congo. No sólo los cuatro médicos, sino también los restantes compañeros, que se ocuparán de las labores logísticas.

[...]

Septiembre 10
Mañana saldremos para el Congo. Estoy un poco nervioso. Quedamos 12 en el equipo. Cuatro se vieron obligados a desistir. Dos por cuestiones de salud. Y otros dos porque encontraron trabajo. Por suerte, Sabine no está entre las bajas. Hoy todos han aprovechado el día para despedirse de familiares y amigos. Menos Sabine, cuya familia está muy lejos. Y yo, pues mis padres no me hablan. No importa, ya lo entenderán cuando sean mayores. Más mayores, quiero decir. Hemos pasado el día juntos, Sabine y yo. La noche, en cambio, dijo que prefería pasarla sola. Pero, bueno, ya habrá otras ocasiones de compartir en la selva, acampando al calor de una hoguera. Durante el día simplemente paseamos por París. Charlamos con los africanos que vendían cosas en la calle, frente a la Basilica de Sacré-Coeur sobre todo. Pero ninguno era congolés. Al menos todos hablaban francés. Es que hay muchos países de lengua gala en el continente negro: Mali, Guinea, Martinica, Guadalupe, Costa de Marfil, entre otros. El viaje será largo. Iremos vía Tanzania, pues resulta más seguro.

[...]

Septiembre 18
Ya se me quitó la fiebre. No fue nada, pero ¡qué susto! Las vacunas no pueden preverlo todo. Al fin puedo actualizar este diario. Después de llegar a Dar-es-Salaam, partimos por vía terrestre hacia occidente. Junto a la frontera nos esperaba el equipo local de los MFS con un helicóptero para transportarnos al territorio de los banyamulengues, nuestros anfitriones definitivos. Por tierra no es posible llegar hasta ellos sin atravesar el territorio de los babembes, con los que mantienen un lamentable conflicto. Esperamos que pueda ser resuelto pronto por la vía de las negociaciones. El helicóptero era de fabricación soviética, año 1976. Tuvimos un vuelo bastante agradable. Exceptuando algunas turbulencias, que el piloto ucraniano esquivó con gran habilidad, elevándonos compulsiva y repetidamente. Me manché la camiseta del Ché que había comprado en Pigalle junto con Sabine. Definitivamente no fue buena idea almorzar aquella suculenta Supu Ya Ndizi (sopa de plátano) antes de subir a la nave rusa. Pero lo más temido no sucedió. Afortunadamente, las milicias babembes no nos dispararon. Ni tampoco sus vecinos baregas. Al parecer nuestro aviso y el peaje les llegó a tiempo. Los banyamulengues nos recibieron con gran alegría. Un grupo de jóvenes nos rodearon apenas desembarcamos. Uno de ellos me quitó mi iPod. Se lo regalé, porque seguramente ha tenido una infancia muy dura, con un fusil de asalto AK47 por único juguete.


[Continuará...]
Related Posts with Thumbnails