10 may 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 27

Cuando el capellán Arzuaga opinó que un juicio de 15 minutos y sin defensa no le parecía del todo apropiado para condenar a muerte a un adolescente, la reacción del guerrillero heroico fue bastante agresiva.

Julio 6 de 1967
[…]
El asalto a Sumaipata entrará en los anales de la liberación de Bolivia como un ejemplo de efectividad guerrillera.

Originalmente nos proponíamos organizar un mitin de reclutamiento en Peña Colorada, y luego abastecernos. Sin embargo, fuimos recibidos con manifiesto terror. O sea, no fuimos recibidos, y el terror se manifestó en cuanto empezamos a reunir los pobladores sacándolos de sus chozas.

Nadie mostró verdadero interés por incorporarse al ELN. Hubo pocas preguntas. Más exactamente, una sola: un campesino quiso saber cuánto pagábamos de salario. Le explicamos que la recompensa del revolucionario es puramente moral. Me dio la impresión de que no lo entendió. Mas lo peor fue que no había tienda en el pueblo. Nos informaron de que junto a la carretera, tras el Alto de Palermo, había una.

Al caer la tarde caímos en el local. Decidimos comprar las cosas para no empeorar nuestra popularidad por estos lares. No obstante, no fue mucho lo que conseguimos. De ahí que se hiciera necesaria la incursión en Sumaipata. Dado que allí hay un puesto de policía, quedó claro que debíamos apoyarnos en el factor sorpresa y en nuestra velocidad. Esta última no estaba disponible, por lo que ordené a Ricardo, Coco, Pacho, Aniceto, Julio y Chino capturar un vehículo en la carretera para poder entrar con rapidez en el pueblo y, sobre todo, salir.

El plan consistía en maniatar a los carabineros y saquear el hospital, la farmacia y alguna tienda de víveres y golosinas, con prioridad para las latas de leche condensada.

Tras corta espera, la comisión de gestión de transporte detuvo a un camión, que resultó ser un convoy de cuatro. Pronto vinieron a avisarme de que había surgido una situación difícil en el camino. En el primer camión venía una señora con su hija junto al chofer. La mujer se negó a bajarse con la muchachita. Dijo que no confiaba en nuestro aspecto, y que en ningún caso se arriesgaría a perder la pureza de su hija.

El problema radicaba en que la vía era muy estrecha y había que apartar el primer camión para poder utilizar el segundo. El chofer no se atrevía a subir de nuevo al vehículo, pues la señora se había puesto muy belicosa y defendía la cabina con un paraguas. Coco lo intentó y salió con un hematoma en un ojo. Tuve que advertir a la vieja de que nos veríamos obligados a disparar. De esa manera fue posible salir para Sumaipata.

El puesto de carabineros, con una decena de policías comandados por el teniente Vacaflor y seis armas de uso rotativo, fue presa fácil. Apenas un guardia prestó resistencia. Más tarde a los prisioneros se les soltó desnudos en medio de la carretera. Excepto a Vacaflor, al que se le dejó la gorra.

Por la otra parte no se cumplieron mis órdenes. En lugar de latas de leche y carne los hombres regresaron con varias cajas de chocolates y dulces. Y, aunque trajeron el colirio para el Ñato y los antibióticos para Pombo, se olvidaron de las medicinas que yo necesito. Creo que debí haber ido en persona a tomar Sumaipata.

[…]

5 comentarios:

  1. Mientras escribo el comentario, creo que se pueden oír mis carcajadas.

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  2. Oigame Don Guicho, pero el hombre tenia una marcada obsesion con las latas de leche. Hay que analizar su infancia.

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  3. Bien que no olvides la relación de las latas de leche condensada y Ernesto Guevara, el mismo que en Cuba mató a un adolescente del campo por haberse robado una lata de leche condensada. Heroico guerrillero, por favor.

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  4. Y eso trataron de hacer con cada uno de nosotros: latas de leche condensadas marca Ché.

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  5. Interesante la fijación con los productos lácteos por parte de estos sátrapas… La de Cara e’ Coco es de antología, pues va desde todos sus “experimentos” genéticos con la masa ganadera que pusieron a las reses entre las especies en vía de extinción en Cuba, hasta su apasionamiento por los helados de mantecado…la granja de búfalas, la aberración de las vacas enanas (Cada cederista debe saber ordenar…y ordenar bien!) Casos de estudio para la psicología.

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