10 ago 2009
Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 45
Agosto 31 de 1967
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Jornada de tregua. Hoy el enemigo no tuvo nada que temer de nosotros. Los exploradores reportan barrancos para la marcha de mañana. Extremaremos la prudencia. Sospecho que contra el hambre no ayudará.
Resumen del mes
[…]
Este ha sido el peor mes de la campaña, y muy similar a los anteriores. La diferencia radica en la pérdida de mis medicinas y fotos en las cuevas. Dado el efecto nefasto en la moral de los hombres, me he propuesto mostrar entereza ante este golpe. Por lo menos hasta que vuelva el asma.
Los otros puntos negativos de agosto son:
- la muerte de dos compañeros, no, eso fue el mes pasado, este mes parece que cayó Pan Divino de la gente de Joaquín;
- la monotonía de nuestra dieta de carne de caballo, incluso hay algunos combatientes que relinchan en sueños;
- la sed, que nos ha golpeado este mes como sólo el hambre podía;
- dos desertores potenciales: Camba y Chapaco, es evidente que la única forma en que ambos podrían ser medianamente útiles a la causa revolucionaria es cayendo en combate;
- seguimos sin contacto con Joaquín, quien a juzgar por las noticias le está causando estragos al enemigo, a veces;
- continuamos sin incorporaciones campesinas, ya ni siquiera aportan vacas;
- prosigue el aislamiento, últimamente tan sólo nos contacta el ejército;
- mi enfermedad y sus consecuencias emocionales han debilitado al ELN y salvado la vida de muchos guardias, no así a la yegüita;
- la moral de la tropa está en su momento más delicado, para repararla necesitamos varias victorias, de 15 a 20, aunque también una sola victoria grande, con 100 o más bajas enemigas, podría reportar el mismo beneficio;
- por último, el carácter legendario y la fama heroica de la guerrilla sufren de un bajón circunstancial.
Los puntos positivos de agosto, o sea, el punto positivo es que el enemigo tampoco mejora. No ha sabido aprovechar nuestras dificultades logísticas, entre otras. Por lo tanto, nuestra conclusión es que mientras Barrientos y Ovando se concentren en la guerra propagandística, se estarán moviendo en nuestro terreno y los seguiremos emboscando. Es una lástima que no podamos coordinar la labor de propaganda con La Habana. Se aceleraría la liberación de Bolivia.
Septiembre 1 de 1967
[…]
Aparte de las estrepitosas caídas en los barrancos, no hubo novedad en el trayecto de hoy. Ocupamos la casa de un viejo conocido, Honorato. Ni el dueño ni su mujer estaban y fuimos recibidos por dos chivitos. El chilindrón demoró bastante, pero quedó bien. Se le acompañó con la harina que encontramos en la choza. Preferí no arriesgarnos a dormir en la comodidad de la cabaña y nos retiramos a descansar en el monte. Dejé a Pombo y al Chino apostados en la casa.
Septiembre 2 de 1967
[…]
Me despertaron para anunciarme la captura de un arriero. Ordené interrogarlo y luego juntarlo con los dos cazadores prisioneros. Recién había recuperado el sueño cuando me volvieron a despertar. Me enojé bastante. Se trataba de que habían aparecido otros tres arrieros. Grité que lo que vale para un arriero también vale para cuatro. Esta vez no conseguí recuperar el mismo sueño. En lugar de la sesión plenaria de la ONU me vi junto al lago Tanganika, y en lugar de aplausos escuché disparos. Corrí y me lancé al agua. Nadé con furia, mientras me aplaudían nuevamente, ahora desde el leprosorio. De pronto apareció una barca entre la niebla. Reconocí a Joaquín y a Tania a bordo. Les grité que me ayudaran a subir. Tania no me miró. También Joaquín se mostró esquivo. Insistí. Entonces Joaquín se inclinó sobre la borda por un instante y me prometió que la próxima barca sería para mí. Apenas se alejó el bote volvieron los disparos, y desperté. Los disparos eran de verdad y venían de la casa de Honorato. Rápidamente organicé un perímetro defensivo a la espera de noticias de Pombo. No llegaron, por lo que tuve que mandar al Ñato a ver. Resultó ser que el Chino vio venir a un campesino con un soldado y un caballo cojo. Se asustó y gritó. Mientras el Chino cargaba el arma al soldado le dio tiempo para disparar y darse a la fuga. El arma del Chino no funcionó. Ahí llegó Pombo a la carrera, sin acabar de amarrarse los pantalones y apuntando a lo loco. Le dio al caballo cojo. Pombo recargó e intentó perseguir al soldado, dio dos zancadas y cayó de bruces porque los pantalones se le corrieron, trabándole las piernas. A esa hora el chino se puso a desarmar el fusil. Por su parte, el campesino pedía de hinojos protección a Pachamama. No fue peor el desastre porque el guardia no regresó.
Llegué hecho una fiera a la casa de Honorato. Le canté las cuarenta al Chino por inepto. Para colmo, en su nerviosismo no había sabido rearmar el fusil correctamente. Faltaba el gatillo. Le dije de todo, desde agente del Kuomintang hasta que nombraría al Negro como jefe del frente peruano. Quedó temblando.
El interrogatorio de los arrieros reveló que Honorato tampoco ha tenido suerte con el ejército. El mes pasado se comieron todo lo que había en el rancho. Honorato se vio obligado a salir a cazar, y fue mordido por un puma. Está internado en el hospital de Valle Grande. La mujer de Honorato les había avisado que tenía dos chivitos, fiados por unos parientes, para cambiarlos por granos, y a eso venían los arrieros. Se les informó que la señora no estaba en casa, pero que nosotros nos ocuparíamos de la carga, así como de un torito que traían.
Finalmente, fueron liberados tanto los 4 arrieros como los 2 cazadores y el campesino del caballo cojo. Como muestra de generosidad de la revolución pagamos 700 pesos por el torito a los arrieros, prometiéndoles también devolver los mulos más tarde, y repartimos unos pesitos a los cazadores. El campesino pidió 300 pesos por el caballo. Se tasó el animal en 200, debido a la cojera. Y se le aclaró al sujeto que la multa por colaboración con el enemigo de clase son 250 (la primera vez, para reincidentes es el doble.) Así que nos debía 50. El hombre sólo traía 2 pesos y algo de menudo. Quedó debiéndonos 48 pesos, pero no creo que lo volvamos a ver antes del triunfo revolucionario.
Era tentadora la opción de aprovechar el caballo caído en combate. Sin embargo, dispuse la marcha inmediata, ya que el soldado que dejó escapar el Chino podría retornar con refuerzos. Partimos sobre las 2 PM. Antes de las 4 PM ya nos habíamos perdido. Acampamos en un trillo de vacas.
La noticia radial sobre el exterminio de un grupo de guerrilleros cerca de Camiri causó un silencioso impacto entre los combatientes. El pánico mudo es el que más aterra. Inicialmente no encontré un asidero para sostener la hipótesis de que fuese falso. Primero, porque ha salido en La Voz de las Américas solamente, las emisoras bolivianas callan. Segundo, por la ubicación que dan al encuentro. Tercero, porque mencionan como jefe del grupo a “un cubano llamado Joaquín” y cifran en 10 el número de guerrilleros muertos. Cuarto, por la pasividad del enemigo con nosotros últimamente. No obstante, mi instinto me dice que es una estafa. Es más, huele a maniobra de la CIA desde una legua de distancia. Lo máximo que habrán logrado esos bolivianos infelices será capturar a un delator y enterarse de algunos nombres y cifras.
[…]
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Te imaginas, estimado Guicho, al Che y a Chavez juntos? Basado en un perfil psicologico de ambos, como se habrian llevado..?
ResponderEliminarLo de que relinchan en sueños es extremadamente divertido.
ResponderEliminarGüicho, se va acercando el final y cada vez vas apretando màs...
ResponderEliminarEstoy aquí esperando por el fin de la novela. :)
ResponderEliminarGuicho, no encuentro tu email. escribeme.
ResponderEliminar..."es evidente que la única forma en que ambos podrían ser medianamente útiles a la causa revolucionaria es cayendo en combate";
ResponderEliminarQué bien lo caracterizas Guicho, ya el asesino estaba pensando en eliminarlos!