Hoy comienza el mayor evento deportivo del planeta. La Copa del Mundo de Fútbol supera cómodamente a las Olimpiadas en ganancias (3.268 millones de dólares) y en número de espectadores directos y remotos (26.000 millones.) Se desarrolla por primera vez en el continente que dio origen a la especie humana. Los anfitriones, por tanto, han invitado a casi todos los jefes de estado africanos a presenciar el partido inaugural entre Sudáfrica y México (curiosamente las dos naciones con mayor índice de violencia criminal a ambos lados del Atlántico.)
En otras palabras, el palco VIP del Soccer City Stadium en Johannesburgo será esta tarde algo así como una cloaca política.
Sólo 3 presidentes africanos no han sido invitados. Quedó fuera el teniente general Salou Djibo, jefe de la junta militar de Níger, que derrocó en febrero de este año al presidente Mamadou Tandja, quien a su vez había forzado un cambio en la constitución para re-elegirse por tercera vez consecutiva en 2009. Otro que no fue considerado es Andry Rajoelina, un DJ devenido alcalde de la capital y autoproclamado presidente de Madagascar con ayuda del ejército en marzo de 2009 ante la impopularidad del corrupto presidente Marc Ravalomanana. El tercer descartado es el general de brigada Sékouba Konaté, conocido como El Tigre, que gobierna con mano dura Guinea desde diciembre pasado, cuando su superior, el capitán golpista Moussa Camara, recibió un tiro en la cabeza por parte del jefe de su propia guardia presidencial, un esbirro emérito apodado Toumba.
Habrá un cuarto ausente, aunque en su caso de forma voluntaria: el mariscal de campo Umar Hassan al-Bashir, presidente de Sudán, que no gusta de viajar desde que el Tribunal Internacional de La Haya emitió una orden de arresto contra él por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Darfur.
Djibo, Konaté y al-Bashir faltarán mañana, pero aún así sobrarán hombres de armas presidenciales, puesto que a una docena de ex guerrilleros se suman, entre otros, el general Mohamed Abdel Aziz de Mauritania, el teniente general Idriss Deby del Chad, el teniente general Ian Khama de Botsuana, el general de brigada François Bozizé de la República Centroafricana, el mayor general Joseph Kabila del Congo ex Zaire (RDC), el sempiterno coronel Muammar al-Gaddafi de Libia y mi presidente militar africano favorito, el teniente general Yoweri Kaguta Museveni. (De hecho, el día que tenga un hijo completamente negro le voy a poner de nombre Yoweri.) Por cierto, mi presidente civil africano favorito es su vecino y aliado Paul Kagame de Ruanda, jefe de la milicia tutsi que acabó con los genocidas hutus en 1994. De Kabila, dicho sea de paso, se cotillea que en realidad es un tutsi ruandés adoptado por Laurent Kabila durante su largo exilio. La cuestión es que Joseph recibió el poder cuando al presidente Laurent lo asesinaron en un complot organizado por un primo. Otro que heredó la presidencia es Ali Bongo en Gabón. Su viejo, Omar Bongo, murió de cáncer el año pasado tras gobernar por 42 añitos. Lo mismo le sucedió en Togo a Faure Gnassingbé. En 2005 murió su progenitor, el general Gnassingbé Eyadéma, tras 38 años de labor como presidente, iniciada con un golpe de estado en 1967, época en que era sargento. Faure se vio obligado a continuar la obra de su papá. Por su parte, Ismail Omar Guelleh heredó a su tío Hassan Gouled Aptidon, que se retiró discretamente después de modestos 22 años al mando de la pequeña Djibouti.
A propósito de las herencias, a los entorchados de los generales hay que agregar los cetros reales. En Africa no pasan de 3, aunque en verdad muchos presidentes se comporten como reyezuelos. Los monarcas africanos son Letsie III de Lesoto, Mswati III de Suazilandia y Mohammed VI de Marruecos. Los dos primeros reinan sobre enclaves circundados por Sudáfrica, cortesía de la corona británica para dos tribus, suazis y sotos, que pactaron con los colonos europeos dada su ancestral enemistad con los fieros zulús. En cambio, el tocayo del profeta -de quien presume descender- gobierna su país por la gracia de Alá y el antiguo Sahara español por sus reales pelotas. El resto de los jefes árabes del norte, aunque no tengan sangre noble, se caracterizan por el estilo vitalicio de su administración. Zine el-Abidine Ben Ali rige los destinos de los tunecinos desde 1987. Hosni Mubarak mantiene en cintura a los egipcios desde 1981. Abdelaziz Buteflika, aunque gobierna a los argelinos tan sólo desde 1999, está en la política desde 1956 con un currículo que tiene de todo: sabotaje, espionaje, guerrilla, guerra, ministerio, golpe de estado, ostracismo, exilio y elecciones libres.
Vayamos ahora al sur. Robert Mugabe recibió la fructífera Rodesia de Ian Smith en 1980. La convirtió en la ruinosa Zimbabue, y todavía no la ha devuelto. José Eduardo dos Santos, que gobierna Angola desde 1979, sobrevivió a Agostinho Neto, sobrevivió a Jonas Savimbi y sobrevivirá a Fidel Castro. Y para no aburrirse ya se hizo más rico con Angola que Mobutu con Zaire. Nada mal para quien nació en un cayo pelado como Sao Tomé. Paul Biya manda y desmanda en Camerún desde 1982. Controla y se mete en todo, hasta confecciona la lista de jugadores para el equipo nacional de fútbol. Su única debilidad son las transnacionales francesas. Ingleses, americanos y holandeses han fracasado una y otra vez intentando obtener concesiones en Camerún. Denis Sassou-Nguesso regenta el Congo ex RPC desde 1979. En los años 80 la guardia presidencial era un destacamento cubano. Medida muy lógica, ya que su antecesor cayó mediante un golpe de estado. Hoy Denis, hay que decirlo a su favor, es un demócrata redomado que no se molesta si pierde unas elecciones.
El presidente de Namibia, nombrado primero a dedo por el anterior mandatario Sam Nujoma en 2005 y ratificado en las urnas después, se destaca por su bonito nombre Hifikepunye Pohamba. Hifikepunye estudió en Moscú, como tantos líderes africanos, y se casó con Penehupifo. No sé cuántos unyepenefipitos tienen. Otro novato es Armando Guebuza de Mozambique, elegido presidente por el FRELIMO en 2005 con las mañas de siempre, dado que Joaquim Chissano se cansó de gobernar tras sólo 19 años. En definitiva, Chissano nunca buscó el puesto, que le cayó encima accidentalmente cuando Samora Machel perdió la vida y el avión presidencial en 1986 debido al exceso ruso a bordo: 3 pilotos y 9 botellas de vodka. Graça Machel se casaría luego con Nelson Mandela. Hasta ahora fue la única primera dama en dos países diferentes. No hace mucho casi le sale una rival, pero Cristina Kirchner ganó las elecciones argentinas, por lo que el tema Evo Morales se enfrió, y se recalentó El Pingüino.
Sigamos. Goodluck Jonathan tuvo buena suerte y obtuvo la presidencia de Nigeria el mes pasado. Era vice-presidente, algo formal y lo más alto pensado para un cristiano del sur, y al corazón del presidente musulmán norteño Umaru Yar'Adua se le antojó fallar. Umaru era, no obstante, el primer presidente no violento del país. Goodluck, un doctor en zoología de la sagaz etnia ijo, es el segundo. El destino de Rupiah Banda de Zambia guarda algún parecido, pues tuvo que asumir el cargo en 2008, cuando el presidente Levy Mwanawasa sufrió una apoplejía. Mwanawasa no era judío. Tenía fama de tranquilo y nueve hermanos. Los otros varones se llaman Lee, Wrangly, Mutang y Pyoner.
Uno de los personajes más pintorescos de la fauna ejecutiva africana es el presidente de Gambia, ex coronel Yahya Jammeh. Llegó al poder como un pretoriano. En 1994, siendo un teniente de la policía militar a cargo de la seguridad del presidente Dawda Jawara, llevó a cabo un golpe de estado. De manera que el pobre Dawda no pudo completar su quinto mandato. Desde entonces Yahya ha sido muy ocurrente. Introdujo la Sharia en Gambia, incluyendo la pena de muerte para los homosexuales, que son la paja mayor en su ojo emocional. También le obsesiona la brujería. Ultimamente le ha dado por afirmar que él puede curar SIDA, diabetes y asma colocando la mano sobre el enfermo. Antes había dicho que podía eliminar el SIDA mediante un brebaje de parásitos intestinales. Luego un brujo de Banjul declaró que la idea original era suya y fue ejecutado. En definitiva, el método no progresó. Los primeros pacientes murieron deshidratados entre horribles diarreas. Ahí la representante de la OMS en Gambia protestó y fue expulsada del país. Hace pocos meses varios parlamentarios se atrevieron a plantear que el presidente estaba delirando atribuyéndose tales poderes mágicos. Yahya inmediatamente contestó que con sólo mirar a los ojos de alguien podía saber exactamente cuando esa persona iba a morir. Desde entonces en la Asamblea Nacional nadie levanta la vista, ni abre la boca.
El capitán Blaise Compaoré ostenta el poder en Burkina Faso desde 1987, año en que como ministro dio un golpe de estado y asesinó al presidente Thomas Sankara, su compañero de lucha durante el golpe de estado de 1983 contra Jean-Baptiste Ouédraogo, quien a su vez le había dado un golpe en 1982 a Saye Zerbo, que gobernaba desde el golpe de 1980 contra el general de brigada Sangoulé Lamizana, dictador desde 1966 por aclamación popular. Compaoré es considerado il padrino de Africa occidental. No hay banda armada o presidente electo en la región que no le deba favores o le tema. Entre los deudores están el actual presidente de Costa de Marfil Laurent Gbagbo y el ex warlord y ex presidente liberiano Charles Taylor.
El general Amadou Toumani Touré de Mali es un caso realmente excepcional. En 1991 derrocó al general Moussa Traoré, que gobernaba desde el golpe contra el primer presidente Modibo Keïta en 1968. En 1992 Touré organizó elecciones libres y entregó el poder al ganador. Una década más tarde se presentó a las elecciones presidenciales como candidato independiente, ganó y fue reelecto en 2007.
Abdoulaye Wade es el presidente de Senegal desde 2000. Su edad, según él, es de 84 años. Según sus detractores, entre 90 y 100. No es un sujeto violento, las elecciones de 2000 fueron su quinto intento. Sus defectos son otros: la corrupción y el nepotismo, pero en Africa esos son males menores.
Pierre Nkurunziza es hutu y presidente de Burundi. Como en la vecina Ruanda, en Burundi hubo una guerra civil entre tutsis y hutus, pero con inverso signo. Acá ganaron los hutus. Nkurunziza, sin embargo, perdió a cinco de sus seis hermanos: dos masacrados y tres en combate.
Fradique de Menezes ha sobrevivido dos golpes de estado en 8 años de presidencia neta en Sao Tomé y Príncipe. No es un récord, pero merece respeto. Persistente es también Mwai Kibaki, presidente de Kenia desde 2002. En estos 8 años Kibaki ha resistido un terrible accidente de carretera, dos cambios de partido, el fracaso de un referendo constitucional y la defección de su lugarteniente Raila Odinga, a quien venció en las elecciones de 2007 tan apretado y bajo tan extrañas circunstancias que se ha visto en la necesidad de compartir el poder colocando a Odinga de primer ministro para evitar la inminente guerra civil.
Isaias Afewerki es el amo de Eritrea desde 1991, y el presidente desde la independencia de Etiopía en 1993. Isaias fue el artífice político y militar en la guerra contra Mengistu Haile Mariam y su ejército etíope con asesores y pilotos cubanos. Lo curioso es que los padres de Isaias eran etíopes de etnia tigriña. Igualmente tigriña y en el poder desde 1991: el hombre fuerte de Etiopía Meles Zenawi. En menos de una década Isaias y Meles se aliaron para derrotar a Mengistu, negociaron la independencia de Eritrea y se enfrentaron por unos terrenos en una sangrienta guerra que duró dos años y terminó en empate, aunque algo mejor para Etiopía. Por suerte, no hay hijos de esa relación.
Ellen Sirleaf Johnson es la única mujer electa a la presidencia de una nación africana hasta hoy. En 4 años ha conseguido darle estabilidad a Liberia tras una larga y salvaje guerra civil. El resto de los huéspedes presidenciales, aparte de algún atentado, cierto nepotismo y mucha corrupción, no tienen demasiado que aportar.
Para finalizar veamos al anfitrión. En 2005 Jacob Zuma fue procesado por desfalco multimillonario y violación. Ambos procesos fueron suspendidos ante la virulencia de los piqueteros del ANC. No contento con eso, como jefe del ANC Zuma obligó a renunciar al presidente Thabo Mbeki, quien lo había sacado de la vicepresidencia anteriormente. En 2009 Zuma salió electo y actualmente gobierna toda Sudáfrica, no sólo su poderoso partido, su enorme hacienda, su opulenta mansión y su harem de 6 esposas. En fin, Chaka era un manso y de Klerk, maricón.
PD: En tanto anotaba estas líneas la actividad en Sudáfrica ha resultado febril. Algunos ejemplos: Tres periodistas portugueses asaltados y desvalijados de noche en su hotel, cuatro colegas chinos atracados a punta de pistola en la carretera, tres futbolistas griegos depojados en su hotel, siete espectadores heridos en un tumulto junto a un estadio para ver unos futbolistas pasar, una biznieta 13añera de Nelson Mandela muerta en accidente de tránsito regresando del concierto inaugural, etc.
Suficientemente demostrado que occidente requiere incrementar sustancialmente la ayuda al des-desguello
ResponderEliminarDe todos los que has nombrado, creo que la que tiene un papel más aceptable es Ellen Sirleaf, sobre todo teniendo en cuenta la situación estable de su país (entendiendo por estable lo que en África se entiende por estable)
ResponderEliminarAdemás, recuerdo tu artículo sobre Liberia de hace tiempo y ya es bastante con que a la presidenta no le dé por comerse las orejas de nadie.
Al final va a ser lo que tú comentabas, las mujeres en el gobierno serán el futuro de África.
Muy interesante. Bastante salvajismo todavía en esta época moderna. Gracias por informar desde adentro. El continente madre lleno de dictadores y para nosotros se cumple de tal palo tal astilla.
ResponderEliminarSólo tú puedes hacer esto, con tanta sapiencia y gracia, y algo más.
ResponderEliminarSaludos,