29 dic 2008
Ex Tabú
- Coño, Felo, ¿qué te pasa? –pregunté acopiando sensibilidad.
No contestó. Era evidente que estaba mal. Tenía los ojos enrojecidos. Eso salvaba su expresión de emular a un gato muerto. Parecía moribundo nada más. Lo había encontrado junto a la ventana en el comedor de la residencia. Me saludó apenas con un ademán. Algo raro en un buen amigo que estudia en una ciudad lejana y apenas viene un par de veces al mes, cuando visita a su novia.
- Ah… ¿pasó algo con Adis? –indagué por reflejo, y no pude evitar desenfundar el fuete-. ¿Te la encontraste con un bacán…?
Por la forma en que me miró supe de inmediato que había dado en el blanco sin apuntar. En el mismísimo centro.
- ¿Tú lo sabías? –inquirió mirándome a los ojos muy serio.
- ¿Saber qué…? –empecé con honesto ánimo escandinavo, pero de pronto caí en plena Sicilia-. No, no lo sabía, pero sí la creía muy capaz.
Dejó caer la cabeza. Tenía toda la ropa ajada tras 7 horas de tren.
- Lo siento, socio –mascullé-. ¿Quién es el tipo?
- Da igual…
- Entonces es un nativo… -especulé.
- No… es Ramón…
- ¡No jodas! ¿El Mongo? ¿Ese anormal? –me asombré francamente.
- Gracias –respondió sin alzar la voz-. Puedes reirte también.
Estaba bajo shock todavía. Eso era obvio. Quise llevarlo por otra ruta.
- ¿A cuál de los dos le pegaste?
- No fastidies…
- Suena a Mongo mejor, será más elegante –sugerí.
Chasqueó la lengua por toda respuesta. Después de todo, Mongo le llevaba más de media cabeza. Por fuera, quiero decir, pues Rafael tendría tres veces más volumen de actividad cerebral. Alguien entró al comedor. Era Doble Ubre, que ya entendía bastante español de tanto revolcarse con los miembros de la Brigada Fisiológica. Me llevé a Felo para mi cuarto. Mi compañero de habitación no entendería ni cojones. Bueno, comprendía precisamente cojones y otras cuatro o cinco palabras de rigor. Nos saludó desde su escritorio sin quitarse los audífonos.
- Toma, Felo, coge esto –le dije con espíritu solidario.
Miró indiferente el par de objetos que puse frente a él sobre la mesa.
- No necesito tus manoplas –murmuró.
- No son mías, son de Matthias –aclaré-. Y están bautizadas, ya sabes como son los partidos de segunda liga…
Levanté una y la acerqué a la luz.
- Mira, por cada muesquita que ves aquí le falta un diente a uno en Leipzig…
Sonrió. Iba por buen camino. Continué:
- Vas y buscas al Mongo. Cuando lo veas, no le digas nada. Dale directo aquí -señalé mis costillas-. Verás que se dobla con la primera fractura. Y ahí le trabajas la jeta. No lo golpees muy abajo en la quijada, que lo anestesias. Tócalo un poquito más arriba para que se acuerde de ti debajo del dentista. Hazme caso, pregúntale a Matthias si no ha sido feliz usando lo que le he enseñado. Antes peleaba a lo ario, al sopapo alegre, y ahora le dicen Max Schmeling en la barra. Entonces, cuando la ambulancia se lleve a Ramón, vas al cuarto de Adis, y te la tiemplas. Y no te preocupes, no habrá policía, yo mismo llamo al rescate, digo que Mongo se cayó en plena embriaguez desde el segundo piso, y me voy con él hasta el hospital para evitar malentendidos.
Sabía que Felo no haría nada de eso. Pero por lo pronto, de alguna manera, se sentía mejor. Ya era algo. Bebimos unas cervezas.
- No sabía que te gustaban las prietas –comentó algo más animado.
Le iba a decir que las prietas bien cuidadas no tienen desperdicio; mas pensé en Adis, una mulata sin desecho anatómico alguno, y desistí de la idea.
- Bueno, éstas las compró Matthias –expliqué.
Tocaron a la puerta. Era Adita. Quería hablar con Rafael. El con ella no. La miré con cara de hijoputa y media sonrisa. Cedió terreno, pero insistió. Los dejé solos. Matthias regresaba del baño por el corredor y lo persuadí de tomarnos una cerveza en la cocina.
- ¿Por qué no hablan en el cuarto de ella? –preguntó incomprensivo tras el primer sorbo.
- No, eso no puede ser, amigo mío –repliqué-. ¿Conoces a Britta, la que vive con Adis?
- ¿Una pelirroja flaca?
- Esa misma. No se ha ido a casa este fin de semana.
- ¿Y...?
- Bueno, pues Adis se inhibe cuando hace un soplete en presencia de otras personas no involucradas –concluí.
- Eso quiere decir que ahora mismo Adis le está chupando…
- Correcto -asentí.
- Pero…
- Pierde cuidado, se lo traga –atajé-. El cuarto quedará inmaculado.
- ¿Se lo traga…?
- Seguro, se lo traga –confirmé, y alcé el fondo de mi botella para brindar.
- ¡Se lo traga! –dijo el alemán chocando el cristal.
- ¡Se lo traga! –agregué, y bebí.
[Continuará...]
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Estimado Guicho, estas entregas por capitulo son realmente desesperantes. Vamos a ver si hace un esfuerzo para el 2009 contra el suspenso.
ResponderEliminarYa que estamos en esto de despedir un ano, que el 2009 te traiga todo lo bueno que deseas y mereces. Decirte "felices fiestas" seria una redundancia; estimado correligionario, usted es una fiesta!
Güicho, disfruto cada frase y palabra.
ResponderEliminarPlease, el "continuará" antes, antes del 2009!
Te deseo todo lo mejor del mundo, y más aún.
Con mucha admiración,
Isis
No me quedo atrás, que gozo, qué gozo leerlo. Pero es cierto que siempre nos dejas con la miel en los labios, como debe ser.
ResponderEliminarSolo pasaba para que supiera que ¡hoy es el cumpleaños de Garrincha!
ResponderEliminarSaludos,
Adriana
No puedo decir otra cosa... a esperar el próximo capítulo!!
ResponderEliminarGüicho, aprovecho para desearte lo mejor para el 2009. Y no tragues mucho sin masticar bien en la fiesta de fin de año ;-)
Don Eufrates,
ResponderEliminarmuchísimas gracias. Trataré de considerar su solicitud.
También le deseo dicha y fortuna para el año venidero.
Isis,
ResponderEliminarme place complacerte, así que pensaba escribir hoy la continuación para cerrar el año. Pero me metí en el blog de Zoé y de pronto estaba dedicado a los recuerdos filiales de un hijo del compañero F. Pero pronto lo enmiendo.
Igual te deseo todo lo mejor en el venidero año, ya sabes cuánto aprecio tu excepcionalidad.
Zoé,
ResponderEliminarmuchas gracias. Efectivamente, la precocidad suele ser estéril. Aunque tengan diferentes terapias.
A.,
ResponderEliminargracias! Espero igual servicio respecto a los restantes amigos blogueros, si no es mucha molestia.
Liebe Dagmar,
ResponderEliminaralles Gute für Dich, Deinen Mann und die Kinder!
Beste Grüße