Foto: The Baraks, un combo sin futuro.
Durante las décadas de la Guerra Fría los EE.UU. apoyaban a cada mamarracho armado que mantuviera el orden en una nación inferior. Daba lo mismo un Suharto, un Trujillo o un Idi Amín, siempre y cuando el sujeto fuera anticomunista. Muchas de esas dictaduras terminaban en desastre y en antiamericanismo local. Pese a ello, el lema gringo de “es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta” se mantuvo en pie durante toda la Guerra Fría. Desembocó incluso en el apoyo a los muyahidín contra los soviéticos en Afganistán. Curiosamente, nuestros hijos de puta islámicos disparaban a los rusos con las armas americanas gritando “¡América es Satán!” Sin embargo, América no percibió la erección islámica hasta que la tuvo bien adentro el 9/11 en New York.
Hoy la amenaza para occidente no es roja, sino verde como los trapos del profeta Mohamed. E igual EE.UU., Israel y Europa siguen jugando al “nuestro hijo de puta es menos peor.” Ese es el caso de Hosni Mubarak. El cacique del Nilo se ha sostenido en el poder a palo y picana gracias a los 1.300 millones de dólares de ayuda militar estadounidense que recibe año tras año.
El partido opositor más fuerte de Egipto -tal vez con 30% de popularidad- es el de los Hermanos Islámicos, prohibidos y tolerados por el dictador. Tan tormentosa relación, a lo Batista-PSP, trajo consigo que los hermanos se durmieran al comenzar la revuelta popular. Vale aclarar que los disturbios tenían un carácter gerofóbico original. Se trataba de gente joven deseando hablar libremente en McDonald’s. Y, sobre todo, poder ir más a menudo a McDonald’s. He ahí entonces que EE.UU., Israel y Europa sólo atinaron a echarle otro cabo moral al insalvable Mubarak. Bueno, pues ahora la cosa puede salir mucho peor. A las manifestaciones se han incorporado hermanos, primos y cuñados islámicos con más barbas y bocinas que los demás y quemando muñecos del Tío Hosni, del Tío Sam y del Tío Sión. En cambio, los que querían comer en McDonald’s ya no quieren saber de americanos y europeos. Por hijos de puta ajenos.
Lo cierto es que quedan más "hijos de putas propios" por ahí, en Marruecos hay un sátrapa criminal que va matando saharauis y reparte negocio con europeos y norteamericanos, además de que presume de contener a los islamistas, hecho éste que no es del todo cierto si tenemos en cuenta que cada vez hay más radicalismo allí. Hay varios ejemplos más, no son pocos ¿Será que hay muchos "hijos de putas" en el mundo? Me temo que sí.
ResponderEliminarLucido, como siempre.
ResponderEliminarTotalmente, aunque a última hora, como buen oportunista, Obama se convierte en el libertador, de lejos... sus intereses tendrá... Es el momento en que Israel debe actuar... por las buenas.
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