23 oct 2007

El Protector De Los Cerdos III

En La Hispaniola

Al llegar a Santo Domingo, Cabezuela tuvo que escoger entre dos labores. La primera opción era soldado en la expedición de Alvarado de Vaca a la selva del Darién, donde las indómitas tribus antropófagas habían digerido ya a la guarnición del poco antes fundado fuerte de Santa María La Nueva y a los expedicionarios del Capitán Rodrigo de Ocaña, enviado luego a exterminar a los indígenas. Diego Alvarado de Vaca, lugarteniente de Ocaña y único sobreviviente de su tropa, había recibido la orden y los recursos para organizar una nueva expedición. Cuarenta años más tarde, en 1544, el padre Lafitte, misionero francés y primer europeo que logró internarse en el Darién, entrar en contacto con los naturales y morir en otra parte [3], supo por los indios del terrible destino de Alvarado de Vaca.

El valeroso capitán español fue capturado vivo después de un encarnizado combate. Para su honra lo reconocieron como participante en la expedición anterior por el penacho negro de su casco y el vistoso tallado de su coraza. Eso causó una fuerte impresión en los caribes, que apreciaban la valentía como la mayor virtud. Así que no lo degollaron y asaron como a los restantes prisioneros. Su destino sería diferente. Despojado de todas sus vestiduras, lo entregaron a un grupo de desnudas vírgenes caribes, quienes lo lavaron cuidadosamente con ayuda de hierbas aromáticas y le untaron todo el cuerpo con cucuy [4]. Luego lo obligaron a comer cachonguitos [5]. Finalmente, ya que creían en la transmisión del valor a través de la carne cruda, lo dieron a comer vivo a los pequeños de la tribu.

Los caribes del Darién, además de fieros, eran magníficos talladores e imitadores. Al menos en eso eran casi guaraníes. Sentían una enorme admiración por los diseños complicados, que se transmitían de generación a generación con suma exactitud. En el Museo Precolombino de Cartagena de Indias, Colombia, se conserva un cráneo humano tallado y reducido por los indígenas de la tribu tecaxaré [6], que data de alrededor de 1680. El diseño coincide plenamente con el blasón de los Alvarado de Vaca.
De interés resulta la tardía fecha de producción, un indicador del perfecto traspaso de conocimientos entre los indígenas. Pero lo más increíble es el hecho probado de que el tallado hubo de efectuarse antes de la reducción del cráneo. Algo ciertamente asombroso si se tiene en cuenta el complicado tratamiento artesanal. Al reducir el cráneo al tamaño de un huevo de agapí verde [7] se deforman asimétricamente las dimensiones originales. De esta manera, para que la figura en el cráneo tenga la forma deseada luego de la disección reductora, es necesario tallarla con determinadas alteraciones geométricas muy precisas, para cuyo cálculo hoy día habría que apelar a los ordenadores.

La otra tarea reservada para aquellos contratados era la de novicio en la nueva misión de Santa Micaela del Cibao, donde los franciscanos convertían a los últimos grupos de indios quisqueyanos.

De 39 contratados, 38 solicitaron la segunda tarea. A uno no se le pudo encontrar a la hora del reparto. Ni después tampoco. Los monjes, sin embargo, precisaban sólo de dos individuos, y la condición de saber leer y escribir la cumplían 3, entre los cuales se echó a suerte la selección. Los elegidos resultaron ser un mozo cordobés y un catalán de mal talante. A este último, hombre de pocos amigos, le estrangularon esa misma noche. Cabezuela, tercero con dominio de la palabra escrita, se vio obligado a tomar su puesto. Los restantes contratados continuaron viaje con Alvarado de Vaca. Desembarcaron en el golfo de Urabá y, después de clavar en tierra el estandarte de Castilla -Aragón no tenía derechos sobre las Indias-, se internaron en el Darién para siempre.

Diferente fue la suerte de Cabezuela y el cordobés, que se dirigieron a Santa Micaela del Cibao cabalgando en mulos junto a dos piadosos padres de la orden de San Francisco. La impresión de aquella incomparable opulencia de follaje y color, que les acompañó en todo el trayecto de cuatro días, tuvo un impacto decisivo en los mozos y alcanzó su clímax con la imagen que se abrió ante sus ojos al llegar la pequeña comitiva a las inmediaciones de la misión: En el centro de un bellísimo valle intramontano se alzaba un caserío rústico de preciosas maderas, dispuesto armoniosamente y rodeado de jardines, por donde un grupo de jóvenes padres corrían trás algunas hermosas nativas.
Uno de ellos, al parecer el líder del grupo, se detuvo a saludar a los novicios y se presentó como Miguel de Zumárraga. Era un vasco de fiel carácter, pero desprovisto de todo sentido de la moderación y el comedimiento, por quien Cabezuela sintió de inmediato una simpatía natural. Al lado de este hombre de fe viviría más tarde inolvidables días. Con su colaboración, ya ordenados frailes, Cabezuela redactaría un famoso ensayo de mucho éxito entre franciscanos y laicos: Sobre Como Introducir El Catequismo En Las Indias Por La Vía Natural, donde exponían el fruto de sus experiencias misioneras en Santa Micaela del Cibao. De esta opera prima de Cabezuela sólo tenemos referencias. Lamentablemente ningún ejemplar ha llegado hasta nuestros días. La última copia de la que se tiene noticia fue destruida en un auto de fe en Sevilla en 1717.

La porfía teológica con los frailes de la orden de Santo Domingo ocupaba por entonces gran parte de las energías de aquellos jóvenes franciscanos. Los dominicanos, encabezados por Pedro de Córdoba y Antonio de Montesinos, no cesaban de sabotear la árdua labor de colonos y franciscanos con los indios. Especialmente Montesinos no desaprovechaba ocasión para predicar y despotricar contra la encomienda. Luego le dio por reclamar que se sustituyeran los indios por esclavos negros, cuya fortaleza física les proporcionaba mayor resistencia en los duros trabajos. Mas cuando la audiencia prestó oídos a sus demandas y se trajeron esclavos africanos en abundancia, entonces Montesinos, arrepentido, empezó a protestar contra la esclavitud de los negros. Esto dio motivo a una famosa misa de Cabezuela que, complaciendo peticiones de los colonos, hubo de ser celebrada varias veces en cada villa de la isla: Nunc permutaremo hoc nigrori per boni sacerdotii dominicani.




[3] Pierre Everard Henri François Lafitte (Nantes 1512), teólogo y fraile gerónimo, desde 1566 cardenal, falleció en un burdel romano en 1570. Autor de memorias: Moustiques sur la soutane 1549, La croix et le feu chez les Indiennes 1558, y tratados: La varieté de la position du missionnaire 1552.
[4] Variante local del chile.
[5] Hongos alucinógenos muy usados por los indios para trances religiosos.
[6] Caribes cazadores de cabezas del Darién.
[7] Columbiensis esmeraldicus, ave endémica del noroeste de América del Sur, extinta desde el siglo XIX, antaño muy codiciada por su precioso plumaje verde y sus grandes huevos, a los que se atribuían propiedades afrodisíacas y que le impedían volar.

7 comentarios:

  1. Ya me imagino el despotricamiento que armaron nuestros recontratataras en esa noble y entoyante pasión por convertir indígenas en nombre nuestro señor. Ah que dias aquellos donde no habían cellulares, ni telégrafos, donde los mensajeros podían extraviarse y la contra-orden tirarla mierda. Guicho me hace falta leerme aquel libro de don cabezuela man. I need it right now.

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  2. Mayoral, te me has tirado de lleno para la jodedera histórica! Yo lo intenté un par de veces, pero termino siempre llorando... nada, mariconerías de patriota.

    Voy a probar fortuna con nuestra historia de la inquisición, a ver si me fatigo menos mientras escribo.

    Ya tú sabes, si me acerco mucho en el tiempo, me da la pataleta. La última vez me bajó la azúcar cuando me puse narrar la muerte de Flor Crombet. Pero tendré que hacer de tripas corazón, porque Cuba nos necesita.

    Un saludete macho, y no le des tregua al teclado -que no digo a la pluma...

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  3. Hay gua-teque el viernes 26 en nuestra casa a las 4 pm. Todo el mundo está invitado.
    Saludos
    Alberto

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  4. He estado riendome como hacia mucho tiempo no lo hacia.
    Están exquisitas tus versiones.
    La realidad no pudo haber sido mejor.
    Saludos,

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  5. Alvarado de Vaca, está también aquel otro... el tal Cabeza de Vaca, Cabezuela (que es obvio que se refiere al vástago de la primera res) pero con esos nombre, Güicho, se entiende que los inditos se los desayunaren; ni siquiera me queda del todo claro que sea un caso de canibalismo.

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  6. El güicho nos quiere provocar un infarto con esa foto "espeluznante".

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  7. Asere:
    Yo también quiero leer el libro pero parece que la Inquisición no dejó niguno.
    Gracias por el covite al guateque, allí nos vemos.

    Caminante:
    Esto es muy serio, chico, cómo que jodedera? Somos gente de fe, toda la vida nos hemos regido por el lema de los padres benedictinos: De día rezando y de noche clavando.

    AlgoDar:
    Gracias, socio, me alegra eso.

    General:
    No lo había visto desde ese ángulo. Gracias por la revelación.

    Analista:
    Imáginate el "susto" que se llevaron los pobres padres dominicanos, franciscanos, benedictinos, jesuitas, y Pedrito Buitrago, que llegó de monaguillo de España, pero renunció a coger la sotana en las Indias, digo, renunció a la sotana por coger a las indias.

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