17 ene 2008
Desconcierto
Desde la barra parecía una jicotea. Definitivamente, el rostro de aquella chica era una tortuga con peluca rubia. Hablaba sin parar, estirando el cuello. Su interlocutor era enorme, y se limitaba a negar con la cabeza lentamente. La chica se levantó con rabia. Era delgada y no muy alta. Miró al gigante una última vez y se marchó.
No había vuelto a estudiar aquel lado del local por un buen rato, cuando un gran bulto tapó la luz a mi izquierda. Dejé al escocés en penumbras para observar al gigante. Pidió un whisky.
- ¿Cual debe ser? -quiso saber el bartender.
El gigante dudó. Miró mi trago.
- ¿Cual bebes tú, amigo? -me preguntó.
- Lagavulin.
El bartender se apresuró en servirlo, antes de que el gigante se interesara por el precio.
- ¡Por Escocia! -le dije sin ingenio levantando levemente el fondo de mi vaso.
Bebimos. El gigante quedó gratamente sorprendido. Obviamente nunca había probado el aristocrático single malt de las Hébridas. Asintió con la cabeza y pidió otro.
Tenía un dedo de la mano izquierda vendado.
- ¿Un accidente laboral? -le pregunté.
- La jicotea -contestó.
- Ah, ¿la chica muerde? -indagué con imprudencia.
- No, ella no, la jicotea de ella.
- Ya.
Pensé que si los perros se parecen a sus dueños, pues por qué no los reptiles.
- Parecía furiosa al irse -añadí con indiferencia.
- El que está furioso con ella soy yo -contestó, y me miró como el servidor de la ametralladora mira al camarada que pone las municiones.
El bar es una trinchera como cualquier otra, me dije.
- ¿Qué pasó? -inquirí con simulado desgano.
- Se puso un piercing...
- Bah, eso les gusta a las chicas, es normal...
- ¡En el clítoris! -concluyó el gigante.
- Bueno, ya eso es otra cosa...
- ¡Y sin decirme nada!
No supe qué decir. ¿Qué se le dice a un vikingo de casi dos metros en un momento así? Por lo menos el desconcierto era compartido.
- ¡Lo menos que podía hacer era decírmelo primero! -exclamó el gigante.
- Lo mínimo -confirmé.
- Yo soy su hombre.
- Debió decírtelo, no cabe duda.
Ni tampoco cabe duda de que la raza nórdica aún no está perdida, razonaba yo. He aquí a un vikingo con las bolas bien puestas.
- ¿Qué vas a hacer con ella ahora? -volví a preguntar.
El vikingo miraba al escocés. Meneó la cabeza cavilando. Y fue ahí que la vi venir. A diferencia del gigante yo tenía ángulo para ver la entrada del bar. Mas la jicotea estaba ya tan cerca que no pude avisar. En pocos segundos se encontraba entre nosotros. Depositó con fuerza un objeto pequeño sobre la barra. Por un segundo presentí que gritaría "¡Capicúa!" Pero, sin decir una palabra, la jicotea dio la vuelta y se dirigió a la puerta. Fue rápida. Y el gigante resultó no menos ágil en salir detrás.
Miré la barra. No, no era una ficha de dominó. Era apenas una pequeña pieza de metal. Medio arco plateado con sendas bolitas en las puntas brillando entre los dos vasos de scotch.
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salvando el tema. te largaste y ni nos vimos despues. la exposicion la voy a hacer el viernes 8 de febrero. el 11 de enero era muy prematuro. escogimos el 8 porque es una semana antes del 14. y se llamara "la exposion del amor... erotico".
ResponderEliminarhablamos
(y gracias por el tip de ayer con lo del homo sapiens)
jajaja, eso de capicua esta buenísimo.
ResponderEliminartony
Pepe, coño, el tiempo es veloz. Nos vemos en la próxima, más avanzado el año.
ResponderEliminarMe parece óptima la fecha y el título de la muestra.
Saludón!
Tony,
ResponderEliminarestuve tentado de llevarme la ficha capicúa, pero la dejé ahí. Pulcros que somos a veces.
Güicho
ResponderEliminarsi no hubiera sido un gigante creo que la ficha capicúa hubiera cambiado de dueño.
Nada de malo con la argollita Guichus..la jicotea debió decirle al grandon que lo que se había instalado era una aldabita para llamar en la puerta del pecado..o seria del pescado?..LOL
ResponderEliminarCheers!
JC
"Capicúa" no. Mejor "Jaque mate"...
ResponderEliminarOye, ese tipo que canta en el video parece alemán, pero por qué canta en en laosiano antiguo?
(Yo entendia bastante bien el alemán hace unos 25 años, pero parece que ya se me olvidó todo).
Saludos,
Al Godar
Y despues dicen que no hay machismo en las tierras nordicas?, y resulta que la jicoteita fue obediente y se quito su arete genital... y despues dicen que los cubanos...
ResponderEliminarAnalista,
ResponderEliminarel tipo era enorme y, además, la ficha era de una jicotea bien poco atractiva.
Juan Carlos,
ResponderEliminaren aquel caso seguramente pescado, apuesto un piercing en la oreja a que ese arete genital (greek copyright) tenía pocas papeletas para oxidarse.
Saludos
Al,
ResponderEliminarya veo que no soy el único que pierde facultades por falta de uso. Mi italiano se me ha oxidado hasta el punto que en Napoli me gritaron "Farfanculo!" y respondí "Grazie mile!"
Pues ese alemán canta en un deutsch clarito. Es un tipo inusual, aparte de tener la mejor banda de rock melancólico ario, escribe best-sellers de literatura cínica urbana, y es un chacal en los negocios.
Grieguita,
ResponderEliminarpara hacer honor a la estadística, que es casi lo mismo que la verdad, hay que decir que los nórdicos no son machistas. Acaso sucede que, por debajo de cierto nivel cultural, son muy toscos, pero esos son otros veinte pesos.
Secundo al Güuicho. Se entiende todo perfectamente, por cierto que no lo conocía. Imagíante si oye entonces a Udo Linderberg!
ResponderEliminar¡Qué cuento tan bueno! No conocía esta esquina pero después de lo que he leído me pasaré con frecuencia. ¿Brindan café por aquí?
ResponderEliminarAnalista,
ResponderEliminarUdo no canta, sino que farfulla rítmicamente.
Bienvenida, Isaeta! Celebro que te guste el texto. Puedes registrar en los anteriores, pues estos posts son intemporales y tal vez algún otro te divierta también. Y café, bueno, tenemos Kopi Luwak.
ResponderEliminarAnoche estuve registrando y lo que vi me gustó mucho. Tienes don para crear atmósfera y trasladar al lector a ese espacio íntimo de las parejas. Tus personajes masculinos siempre haciendo "trampas" y ellas dejándose llevar aunque sepan que no puede durar demasiado. Pero quién se resiste. Luego, unas imágenes tan breves como vívidas, y perdóname el juego de palabras, pero lo de las enzimas empujando a las hormonas me tuvo riendo toda la noche. Es de las frases que se te quedan. Me gustó también la de Hernán Cortés. Cuánta imaginación, qué réquetebien está. De veras, felicidades. Y no es para que se te suban las hormonas, pero lo de escribir se te da mejor que a la mayoría. Pero el café....ejem.... ¿A qué sabe eso?
ResponderEliminarGüicho
ResponderEliminarla botaste con lo del Barón de la Hostia.
Gracias, Isaeta. Me alegra ese comentario. Te lo agradeceré con un post sobre el café. Luego te devuelvo la cortés visita.
ResponderEliminarSaludos
Analista,
ResponderEliminarlos cubanos somos fronterizos de la nobleza.