4 ene 2008

Un Jinete Sin Cabeza Llamado Cuba

El destino de las naciones lo deciden sus élites. Por muy popular que sea un movimiento político o social, detrás siempre estarán las decisiones de un grupo.

Cualquier otro proceder se denomina caos, y fuera de Africa tiene sólo carácter circunstancial.

La élite puede estar compuesta por 3000 caballeros normandos en sus feudos, 30 camaradas bolcheviques en su buró político o 3 forajidos mongoles en su yurta (Gengis Kan, su mujer Borte y su caballo Birín), pero sus resoluciones determinan la suerte de Inglaterra, Rusia o Asia.

Obviamente, las élites no son perennes. Una es sucedida o desplazada por otra. Llegan y desaparecen. Las peores se autoeliminan por torpeza. Las mejores se transforman adaptándose a los tiempos. Mas, si consideramos la totalidad de las sociedades históricas, la mayoría pierde el poder de una forma bastante ruda, mientras se defienden desesperadamente.

La voluntad de una élite para defender su posición es proporcional a su consciencia como cabeza de la nación.

La nación cubana siempre ha carecido de una élite consciente. En ninguno de nuestros tres escenarios políticos se ha desarrollado esa facultad en el grupo dominante.

En el aberrado entorno colonial la élite local dejaba su defensa en manos de la Metrópoli. Y ésta se encargó de aplazar el advenimiento de una nueva élite entre 1868 y 1878. A más tardar en 1880 la élite criolla debía empezar a maniobrar para asegurarse un futuro. Sin embargo, colonialmente impedidos, optaron por esperar impasibles su propio fin.

La primera élite republicana, por su parte, entró al mundo con el pie político, siempre peor que el económico. La viciada meritocracia independentista de principios del siglo XX, salida de un parto prematuro con la intervención americana, no sólo urgó demasiado en las arcas públicas a falta de recursos propios, sino que legó a sus sucesores después de 1933 la misma perversa inconsciencia que padecían los predecesores coloniales. Sólo que ahora encomendaban su amparo a los EE.UU.

Así sucedió que en 1959 la élite cubana se suicidó. Huyeron al norte. Fatal error. No hay en la historia una sola restauración que merezca ese nombre y haya ocurrido más de un lustro tras la fuga masiva de la élite al extranjero.

La casta superior del castrismo socialista, hoy tal vez socialismo castrense, es apenas más grande que la mongola. Cabe toda en una yurta grande como el Palacio de las Convenciones. También se trata de un Kan, su mujer y algunos animales fieles, que no se atreven a ser cabeza ni con el cacique muriendo.

En tanto, otra vez, la nación se desboca cabalgando cuesta abajo.


16 comentarios:

  1. Regresó el Güicho. Interesante artículo. La élite no sólo se fue a principios de la década del 60, sino que se ha seguido yendo durante todos estos años. Con regueton en las esquinas, no se forma la élite de un país.

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  2. Analista,
    ciertamente la élite insular en capacidad, intelecto o voluntad emprendedora se ha seguido largando todos estos años. El post se limita a la élite material de la isla, desde luego.
    Saludos!

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  3. Jodidos y medio..Porque en los predios del corral de las convenciones no se va a cocinar nada bueno, nunca. Y en las afueras de la granja, bueno, ahi todas las gallinas quieren ser gallos finos.
    Se le extrañó Guichus Maximus, welcome back!
    Saludos,
    JC

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  4. Brillante, Güicho. Y conciso.

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  5. Tienes "letra con filo", Güicho, eres tan categórico en tus afirmaciones que me asustas.
    En general estoy de acuerdo contigo, pero... no sé, hay algo que me parece demasiado rotundo, demasiado cruda quizás la forma en que expones tus teorías, como si estuvieras de vuelta o fuera del potaje. ¿Acaso no te duelen estas cosas como para hablar con tanto distanciamiento? Perdona mi blandenguería.

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  6. Güicho estás como Lessing, vago cantidad.

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  7. Guicho oíste esa

    La cita del día: Naomi Campbell sobre Hugo Chávez

    "No es un gorila, es más bien un toro", dice la modelo del presidente...

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  8. Yo creo que las elites las hacemos nosotros mismos.
    Y aú no es demasiado tarde.
    Saludos,
    Al Godar

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  9. creo que simplificas y generalizas, guicho, a la humanidad en cortos párrafos. Matemáticamente demostrado?
    a veces la historia la cambia un ser tan no élite como Jesús...

    Saludetes

    Albert

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  10. Jinete, Juan Carlos, Isis, Ivis, Analista, Liborio, Al, Asere,
    gracias por la visita y las opiniones!

    Para el 2008 les deseo lo mejor individualmente. Con el denominador común obligatorio de que haya alguna evolución en nuestra tierra natal. O por lo menos que Fidel Hipólito conozca en carne propia a los que hizo huir de la Antilla.

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  11. Ivita,
    la alternativa en un texto de tres párrafos sería la ambigüedad...

    Así que mejor que te asustes, y no que me detestes por baboso.

    Y por otro lado, si uno no se abstrae, se queda en algo que no es análisis...

    ¡Coño, ponte dura, chica! ;-)

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  12. Analista,
    lo que pasó fue que a Naomi un toro sabanero la embistió en el moropo, y luego le dijeron que fue Hugo.

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  13. Albert,
    coño, asere, más bien fueron Constantín y Teodosio, de profesión emperadores, los que cambiaron la historia declarando oficial y única a una religión minoritaria con la ayuda de unos socios bacanes, que eran obispos promovidos a senadores.

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  14. Tienes razón, Güicho, hay que endurecerse.
    Me gusta eso de baboso y no baboso.
    Mejor no seas baboso.
    I.

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