¿Eres poeta?, preguntas y me miras
con lascivo impudor.
Mi vista no resiste y cae
en tu corpiño azul.
¿Que si soy poeta? Sí… soy poeta,
ternero o lo que quieras tú.
con lascivo impudor.
Mi vista no resiste y cae
en tu corpiño azul.
¿Que si soy poeta? Sí… soy poeta,
ternero o lo que quieras tú.
Asonancias, Santiago Alfonso Fácquer, 1866
I El Abuelo
Santiago Alfonso Fácquer Sotolongo nació en Sevilla en 1840. Era nieto de un célebre soldado británico: Cant Facker, un tirador escocés de la 3ra división de infantería, bajo el comando de Sir Edward Pakenham, en el ejército de Wellington.
Fue ese abuelo quien en 1812 durante la Batalla de los Arapiles acertó a darle al mariscal Marmont. La bala le partió un brazo y dos costillas al apuesto jefe francés, que se retiró entonces a su tienda durante más de una hora para ser atendido, dejando toda la iniciativa y la suerte del combate en manos de Wellington. Y éste supo aprovecharlo a la perfección. La victoria inglesa significó para las tropas napoleónicas la expulsión definitiva de Andalucía, la evacuación temporal de Madrid y la pérdida de 14.000 hombres. En comparación, Lord Wellington tuvo apenas 5.000 bajas, en desproporcionada medida portugueses debido a su consabida lentitud para recargar los mosquetes.
El abuelo de Fácquer también fue una de esas bajas. En la parte final de la batalla fue atropellado accidentalmente por los lanceros charros de Julián Sánchez, que por orden de Wellington habían salido a todo galope desde la retaguardia para rematar las diezmadas líneas francesas, ya en lenta retirada. Al infortunado infante se le encontró tan maltrecho que se desestimó la posibilidad de transportarlo con el ejército. Fue entregado al cuidado de las monjas dominicas de Salamanca, sin esperanzas reales de que se recompusiera y reincorporase alguna vez.
Le tomó casi 2 años, pero se recompuso. Sin embargo, no se reincorporó jamás. En lugar de ello, el héroe escocés huyó con una novicia hacia el sur.
Me vas a obligar a leer otra vez la Biografía de Wellington. El poema, jejeje, magnífico. Por cierto, qué lindo el pionerito de la izquierda.
ResponderEliminarEsto es lo que yo llamo un personaje del olvido. Me gustan los ilustres desconocidos y da deseos de saber mas. Imagino no tengas mas datos. Saludos.
ResponderEliminarHe leído a Fácquer, naturalmente...
ResponderEliminarSí, éste era el primo de Gustavo Adolfo. Un milagro que no haya ido a parar a Cuba. O a lo mejor sí.
ResponderEliminarComo ya Machetico se ha retirado, me toca reclamarte lo de "decimadas" por "diezmadas" (decimated). Es que no lo puedo evitar. :) Of course, nothing can stop me from reading you. Thanks.
ResponderEliminarZoé, Javier, Isis, Jorge & Manuel,
ResponderEliminargracias por vuestro amable eco en la gélida Cyberia.