30 ene 2008

Lágrimas



- ¡Eres una puta serbia! -le espetó entre salpicaduras de saliva aquel ex-miliciano.

El sujeto le apartó los cabellos de la sien usando el cañón de la pistola. Mirjana sintió el aliento etílico. Y miedo. El otro ex-soldado la sostenía por el pelo contra la mesa. La había halado brutalmente por la trenza rubia cuando pasaba llevando cervezas a otros parroquianos en la taberna familiar.

Se hizo un silencio absoluto. La otra decena de clientes eran todos locales. Obviamente los dos forasteros provenían del hotel balneario junto a la playa, situado en la parte baja de la aldea y convertido ahora en sanatorio psiquiátrico para los veteranos croatas.

- ¿Sabes lo que hacemos con las putas serbias? -preguntó el de la pistola, afincándosela contra la sien.

- Soy croata... -murmuró Mirjana.

- ¡Serbia, puta, lo sabemos, hemos averiguado, tu puto padre es serbio! -rugió el pistolero.

Por el acento era de algún lugar de Dalmacia, tal vez de Banovina.

- Su padre es serbio, pero su madre es croata y ella nació aquí. Son una familia muy querida... -se escuchó decir a alguien en el fondo.

El dalmatino levantó el arma apuntando hacia el fondo del local. Sólo entonces Mirjana pudo verla con el rabillo del ojo. Era negra y enorme. La mano callosa del otro veterano aplastó su cara contra la mesa. La aseguraba para mirar también al fondo.

- ¿Qué, viejo, tú te coges a esta puta o a su puta madre? -dijo el de la mano callosa, que podría ser de Eslavonia con su dialecto rústico.

- El tío de ella es el jefe de la policía en Senj -mintió la misma voz apacible desde el fondo, y agregó- Sólo os digo que no llegaréis muy lejos si la matais.

La mano callosa se aflojó un poco. Pero la pistola volvió a la sien de Mirjana.

- ¡Su puto tío me importa una mierda! -exclamó el de la pistola- Esta puta serbia se muere hoy...

- ¡Soy croata, nunca he estado en Serbia! -creyó gritar Mirjana.

- ¡Cállate, puta!

- Muchacho, se ve que nunca has oído hablar del Carnicero de Senj -volvió a insistir el viejo.

Era Ivan Brzic, por fin lo identificó Mirjana. La pistola apuntaba nuevamente al fondo.

- Eso sí que se nota, no lo conocen -confirmó Sasa, el cartero, que estaba sentado bien cerca.

Se escuchó un murmullo aprobatorio entre los otros.

- Jerko, esto tal vez no sea buena idea... -masculló el eslavonio.

- ¡No te aflojes! ¡Tú sabes lo que le hicieron los perros serbios a mi hermana! -reclamó el otro.

- Espera, Jerko, esta puta es medio croata, mejor busquemos una serbia completa, ¿de acuerdo?

La mano ya no la presionaba. Mirjana se incorporó inmediatamente y se colocó detrás del eslavonio.

- Eres un flojo, Vedran -dijo el dalmatino sin guardar el arma.

Salieron.

Mirjana empezó a temblar sollozando. Sasa la abrazó.

- Iré a avisar al sanatorio -dijo tranquilo el viejo.

...

Así me lo contó Mirjana en Munich años más tarde.

- ¿Quieres otro café?

- Eh... sí, gracias -contesté desde lejos, y acaricié sus cabellos.

Acababa de entender por qué comenzó a llorar despacio cuando la coloqué de bruces sobre la mesa.


22 comentarios:

  1. grrrrrrrr!!! macho, y como la trataste? como serbia o como croata? como fue la experiencia serbio-croata?

    LOS MIQUIS

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  2. A la verdad Guicho que a ti te pasan cada cosas!!!!

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  3. lo que me llevó de la historia es que en el lugar menos pensado te puede salvar un eslavonio o joder un dalmatino, la situación se repite con frecuencia, en circunstancias menos dramáticas claro... pero coño, estoy convencido de que somos los mismos, de que estos roles los encuentras lo mismo en Hong Kong que en Senegal... en Manhattan o en arremangate el Cali-mete.

    nos vemos. t

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  4. Miquis,
    las yugoslavas son devotas. Algo perdido en muchas latitudes y que se debiera experimentar al menos una vez en la vida.

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  5. Grieguita,
    si te lanzaste al mar, en algún momento te rozarán los peces.

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  6. Tony,
    esa moraleja está perfecta:
    en el lugar menos pensado te puede salvar un eslavonio o joder un dalmatino...
    Pero, cuando la chica me contó aquello, no atiné a poner una.

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  7. Lo importante sigue siendo tener un tío "carnicero".Del carajo, no?

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  8. La amalgama de razas, nacionalidades y religiones que se consolidó en Yugoslavia durante 45 años estaba condenada a enfrentarse. Tu amiga una víctima mas de lo devastadora que puede ser la rasa humana...y como dice yo soy medea a ti Güicho te pasan cada cosas!!!

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  9. Pero Guicho, lo tuyo no es lanzarse al mar, pipo, lo tuyo es de coleccion, y nada de que te rozan.... jajajaja! mejor, di, te raspan!!! y te vuelven a raspar...

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  10. Grieguita,
    coño, me has dejado cubierto de escamas!

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  11. Caramelo,
    créeme, también es posible, y más saludable, mezclarse.

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  12. Mi socio de Bauta,
    eso es triste, pero cierto. A los lobos no se les espanta con sanos argumentos.

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  13. Lena,
    en los Balcanes los eslavos y los gitanos viven en dos mundos diferentes, paralelos en el espacio únicamente.
    La historia es verídica, por cierto, sólo tuve que inventarme los nombres de los veteranos y el apellido del viejo.
    ¡Saludos!

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  14. No solo te pasan cosas increibles, sino que luego encuentras una forma divina de contarlas.
    Saludos,
    Al Godar

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  15. Yo nuncva he estado de acuerdo con la posición serbio-croata...

    Soy más tradicionalista!

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  16. Gracias, Al, se aprecia la gentileza.
    ¡Saludos!

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  17. Jinete,
    no te lo creo; a mi parecer tú eres un demócrata, como yo, y sabes apreciar la diversidad de posiciones.

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  18. Es un cuento excelente. Logras tanta tensión en un instante, que corta...

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  19. Isa, te agradezco esa atención.
    Saludos

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  20. hola...me ha gustado mucho la historia esa del miliciano eslavonio y dálmata y de Mirjana...si vas a escribir algo más sobre eso y necesitas información me lo dices...sobre ese tema sé algo ¿se puede leer más?¿hay más escrito?

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  21. Muchas gracias, Antonio.
    Pues no, acá de momento no hay más sobre el tema. Aunque sin duda habría más tela por donde cortar.

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