1 feb 2008

E



De verdad que no me gustaba el Tecno.

Ya con el Disco no había logrado hacer mucha amistad, pues, pese a su máscara vocal de soul, percibía la base rítmica four-to-the-bar de las marchas militares prusianas. Lo intuía años antes de entender esa genial idea comercial del productor italo-alemán inventor del género. No, ciertamente no puedo imaginarme peor música que las marchas militares. Bueno, OK, las marchas milicianas. Y las marchas guerrilleras.

En todo caso, el Tecno es el nieto mongo del Disco.

Pero me habían dicho que ir al Rave valía la pena. No por la música, por las chicas.

Y allí llegué de explorador. De jeans y camiseta verde olivo ajustada al torso.

El acid house sonaba monótono, y una masa enorme de ravers se contorsionaba entre colores intermitentes. Me paré en el borde de la pista. No sentía afinidad con el sonido, pero indiscutiblemente muchas chicas estaban bien, y parecían tener muy buena onda. Aunque aparentemente nadie estaba en nada, todo el mundo era amigo en esa pista. Atisbando, me decía que allí cada uno andaba por su cuenta, y con todo el mundo también.

De repente sentí dos manos sobre los hombros. Las sabía femeninas, pero ojeé hacia atrás sutilmente. Había visto algunos sujetos excesivamente amigables en esa pista. Unicamente percibí el carmín y el cabello no muy largo. La leve presión de las manos se sentía muy bien. Pensé demasiado tiempo, como cinco segundos, en cómo agarrarla sin asustarla. Cuando me percaté, ya me había llevado hasta la pista. Atrapé su mano derecha con mi izquierda en el momento en que me daba la vuelta. Mas pronto se soltó, con cierto cuidado, para sacudirse en un extraño pasillo raver, que a mi parecer era ajeno a las pautas del ritmo.

Noté que yo estaba haciendo algo parecido, pero sin dejar de mirarla. Cabello oscuro, nariz aguileña, figura promedio. No le faltaba nada, ni tenía mucho tampoco. Cuando sus ojos se cruzaban con los míos sonreía gratamente. El resto del tiempo se quedaba muy seria en su danza.

La atraje con un brazo sin convicción, pero se apartó inmediatamente, y sin aparente esfuerzo. Me fui ligeramente hacia atrás de rebote, y coloqué la espalda sobre dos tetas. Me quedé ahí por cuestión de principios. Las tetas se iban y volvían con la música. Caí en cuenta de que no eran las mismas siempre, sino dos pares diferentes. Uno algo más grande y a la vez más firme que el otro par. Miré de soslayo. Efectivamente, eran dos chicas en camiseta y con el pelo pintado de rojo. Me estaba gustando el Rave. Me movía, alternaba de tetas, miraba atrás, y disfrutaba las sonrisas que me brindaban. Seguí un rato en eso, pues algo me decía que se cortarían, si yo me voltease para repartir también. Y entonces me pegaron otro par de pechos por el frente. Sólo un instante, pero fue más intenso, creí sentir los pezones erguidos. Me disponía a prestarle de nuevo atención a "mi" chica, cuando me volvió a poner las manos en los hombros. Esta vez de frente, claro. La tomé por la cintura descubierta. Por primera vez carne con carne. Fue bueno eso.

- Relájate, ¿quieres? -me dijo con su boca en mi oído.

- Contigo es difícil... -balbuceé de la misma manera, pero sabiendo que no tenía el control.

- Tómate una pastilla, espera, ahora te paso una, ven -añadió tomando mi mano y echando a andar.

Fui detrás. Igual, a donde fuera.

Paramos a un costado del bar. Saco algo del borde las bragas y me lo puso en la mano.

- Me debes veinte -agregó.

Observé la píldora. Era lila y tenía el símbolo de sumatoria grabado: ∑.

- ¿Es...? -empecé estúpidamente.

- E -contestó escuetamente.

- ¿Eres un dealer? -insistí aún medio cretino.

Me miró extrañada.

- Claro que no, se compran más para compartir, todo el mundo lo hace.

Nuevamente alojé mi mano en la curva de su cintura. Y luego, claro, me tragué la píldora de un golpe. Me sonrió.

- ¡Págame! -reclamó- Para comprarte un trago, que no quiero que se te atore eso.

- ¿Cómo te llamas, encanto?

- Helga.

- Toma, dulzura -murmuré pasándole el dinero con la certeza de que no la llamaría por ese nombre de pastora alemana.

Dos horas más tarde seguíamos en la pista. Pero era diferente. Elemental. Positivo. Lo mejor era la confianza. Me rozaron intensas otras tetas cordiales. Y con familiaridad nos restregamos bailando. Porque la música es apenas la cáscara, pero lo que se come es lo de adentro.

Al buscar tragos parábamos un poco, y ella me pasaba la lengua por el cuello y la oreja con naturalidad y sencillez. De alguna manera también resultaba fenomenal.

Otras dos horas y estábamos en el elevador de su edificio. Luego nos metimos en la cama con una inusitada y entusiasta intimidad. E, Helga y yo.

20 comentarios:

  1. "De jeans y camiseta verde olivo ajustada al torso..."

    Quita esa frase que te van a decir pinguero.:-)

    Buen fin de semana!

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  2. Que sexy tu encuentro con el nieto mongo del Disco...así cualquiera se apasiona por esa música tan detonante.

    Un besazo

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  3. El goce esta en el contexto libertino y hedonista de la experiencia, no en la musiquita. Pero me imagino que you already know that, dont u? :-)

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  4. no, no,no y eso da una sed...

    cono man pero... ¿esto tiene segunda parte. no?
    me quedé esperando la escena de la acción...tetas rega que tu conoces por aquí ...piquipaá ....el guicho por allA contra las cuerdas y en eso helga y E (¿?) tirándose del trampolín alemAn en triple mortal ¡raaaaaaa....!


    bueno, nos vemos castigador,
    otro besazo de tony.

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  5. brother, leímos el artículo hasta la mitad. el resto para por la noche. hoy la mujer tiene trabajo y llega tarde. asi que es un buen preludio...grrrrrrrr!!!!!

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  6. "Porque la música es apenas la cáscara...".
    Yo no lo veo asi.
    Para mi la musica, en este contexto, es una experiencia netamente sexual.

    Saludos,
    Al Godar

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  7. Helga no sabia que a ti no te hacia falta ninguna "E"... pero bueno dices que era azul... no seria un viagra????...jijijijij!!!!
    Noooooooo!!!!!!

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  8. jajajaja, me he reido mucho con el comentario de Medea!!!!!
    Verde o azul...o los para tomar en el avion...es que los necesitamos o esta solo todo en nuestra cabeza?????

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  9. Analista,
    coño, será que hay batallones de pingueros uniformados?

    ...ya se retira la brigada de tanques, ahora vemos marchando al primer destacamento de pingueros "Roberto Lamela"...

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  10. Caramelo,
    verdad, eh? Te escribo.
    Un beso

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  11. JC,
    yeah, that's correct!
    El suceso es de hace años, hoy E cuesta sólo la mitad.

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  12. Tony, Miquimanes,
    ustedes son los peores! ;-)
    Nos vemos!

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  13. Al,
    sí, en realidad se funde todo, y una cosa va con la otra.
    Saludos!

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  14. Olguita y Lenita,
    pero qué jodedoras me han salido! Esta era apenas E, una anfetamina fuerte. Pero es que en otra ocasión, mucho tiempo después, probamos E con V. Junticas. E & V para mí y E & V para ella. (Era otra ella, rumana por más señas.) Más de seis horas duró aquello. Amanecimos pelados y quemados. Pensaba hacer un post de esa, aunque ahora que ya lo mencioné, no sé si tiene gracia.

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  15. please...me llamo Medea... Guichito mio!!!

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  16. please...me llamo Medea... Guichito mio!!!

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  17. Y haz el cuento de la rumana... anda!!!... no pares, sigue , sigue!!! aunque termines pelado...

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  18. estoy con Al: estos parecen más bien unos apuntes de musexología; y no sólo por lo de música y lo de sexo, sino también por la perspectiva museable de estos diálogos, en conjunto

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  19. Osvaldo,
    lo tomo en cuenta. Deja ver cuantos coloquios consigo recrear.
    ¡Saludos!

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