3 mar 2009
Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 16
Mayo 16 de 1967
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Este cólico es el más salvaje que recuerdo. Una vez en Perú fue muy fuerte, pero no tanto. Nunca debimos comernos aquel puerco desafecto. Me volví a desmayar entre vómitos. Los compañeros me transportaron todo el día en una hamaca colgada de un palo.
Me despertó el olor a mierda. Me había cagado generosamente, con abundante diarrea. La hamaca iba goteando. Chapaco me mostró las salpicaduras en sus botas. Parecía orgulloso de tal bautismo. Pocholo me prestó un pantalón. Inti me ofreció unos calzoncillos. Los usé para secarme y se los devolví. No hay agua para limpiarme. Probé a sacarme el hedor con mi propio orine, pero no funcionó. Benigno se brindó para recolectar el orine de los combatientes, pero decliné su oferta porque tampoco hay jabón.
El mensaje N° 36 nos confirma que estamos completamente solos.
Mayo 17 de 1967
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El aserradero que encontramos hacia el mediodía estaba vacío. Parecía haber sido abandonado precipitadamente. Es una pena, pues el contacto con la clase obrera hubiera sido con seguridad más fructífero que con el campesinado, tan desconfiado por naturaleza.
Descubrimos azúcar, maíz, manteca, harina y agua. Los camilleros insistieron en que aprovechara para bañarme. Supongo que fue por cortesía, pues la peste a mierda ya no la siento. Es importante que el revolucionario no pierda la ternura incluso en los momentos más difíciles, así que acepté y sólo pedí que sacasen la hamaca del tanque de agua.
Mayo 18 de 1967
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La emboscada del día fue infructuosa, los obreros no regresaron.
Saqué mi primera muela boliviana de la boca del Camba.
Saqué mi segunda muela boliviana. Esta vez la correcta. También del Camba.
Mayo 19 de 1967
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Reanudamos la marcha. Le cedí la hamaca a Raúl. No puede dar un paso después de la punción de líquido purulento que se le realizó ayer en la rodilla.
Encontramos un sembrado de calabazas y otro de maíz. La comida alcanza para unos 10 días.
Regresamos al aserradero.
Mayo 20 de 1967
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Montamos dos emboscadas, mas no apareció el enemigo. Creo que es hora de abandonar el aserradero.
Chapaco fue castigado por pedir más calabaza. Planteó de manera muy agresiva que su ración consistía casi toda en cáscara. Se le dijo que debía conformarse con lo que le tocó. Volvió a la carga arguyendo que él había cargado mi hamaca por mucho tiempo. Le contesté que eso era, a la vez, su mérito y su premio; pero que no recibiría más calabaza. Fue separado de la tropa y no participará en ninguna emboscada en los próximos 3 días. Lo asimiló bastante bien, apenas masculló algo, que no entendí, sobre la calabaza.
Decidí permanecer un poco más en el aserradero y ver que sucede.
[…]
Mayo 22 de 1967
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El encargado del aserradero llegó con su hijo menor en un jeep muy viejo. Lo interrogamos acusándolo de espiar para el ejército. El hombre se mantuvo coherente. Le pedimos que fuera a Gutiérrez a comprar comida para nosotros, dejando a su hijo como rehén. Aceptó, y entonces le pagamos por el consumo hecho previamente en el aserradero. No regresó.
Mayo 23 de 1967
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El encargado permaneció ausente. Interrogamos al muchacho, y confirmó ser hijo legítimo del encargado. Dijo que su padre volvería por él, a menos que hubiera comprado pisco en Gutiérrez.
Lo esperamos en vano hasta el anochecer, y resolvimos retirarnos con el rehén.
[…]
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Sin perder la ternura… Esto hay que publicarlo con caricaturas de Santana y enviarlo para Cuba. Y también para Argentina, Bolivia… Bestseller instantáneo y fatwa con sentencia de muerte.
ResponderEliminarTe estoy proponiendo para el proximo Nobel de Literatura
ResponderEliminarPara Jorge y Lázaro añado un minúsculo fragmento del diario del sargento Valdivia (regimiento Braun, contrainsurgencia boliviana):
ResponderEliminar17 de Mayo
Encontramos un pantalón lleno de mierda. Lobo, el perro pastor alemán, lo olfateó y perdió el conocimiento. Cuando despertó, Lobo vomitó y se alejó haciendo eses.
18 de Mayo
Lobo no volvió a ladrar. A pesar de las claras huellas, el perro se empeñaba en ir en sentido contrario. Con gran tristeza tuvimos que sacrificarlo. El teniente juró que no dejaría vivo al guerrillero que se cagó en aquellos pantalones.
Guicho creeme, contrario a la mayoria de los comentaristas yo no estallaba en carcajadas, yo disfrutaba la finisima ironia historica que estas escribiendo, pero con esto que anadiste el que se c... en los pantalones de la risa fui yo. No se como puedes hacerlo sin perder el sentido de la ironia aristotelica. Estas mas cerca de Voltaire que de Carpentier.
ResponderEliminarHoy tuve el impacto de ver la obra en escena, no soy dramaturgo ni guionista de nada que no sea mi vida, pero vi la escena en un teatro o en un cine. Ahi esta clarisima la escena.
Tengo la misma sensación que el comentarista anterior. La ironía satírica se emparenta con la de Voltaire.
ResponderEliminarRazón va en lo de "finísima ironía histórica", Güicho es un hombre de muy vasta cultura, que es su punto de partida.
ResponderEliminarPero no creería que sea voltairiana, es más bien güicheana.
¿Y lo que Güincho escribe, no es acaso "realismo socialista"?
ResponderEliminarLo del perro Lobo estuvo genial. Gracias otra vez, Güincho.
Estimado Guicho, el puerco de marras no se llamaba Felipito...?
ResponderEliminarLázaro, Diana, Isis, JCampos & Eufrates,
ResponderEliminarmuchas gracias por los gentiles comentarios. Seguiremos con nuestros modestos esfuerzos para colocar la figura guevariana en el lugar que merece.
De acuerdo con Lázaro González y demás comentaristas. Lo de las dos muelas de Camba, me ha partido en dos de la risa. Esto es éxito seguro y una película para Woody Allen.
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