6 oct 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 50

¡Pachemama, ayúdame a consumar el socialismo cocalero!

Septiembre 14 de 1967
[…]
La marcha comenzó temprano para la vanguardia, reforzada por el Ñato. En una hábil estrategia destinada a eludir las farallas debían avanzar por el borde del río hasta donde fuese posible, para luego construir una balsa y avisarnos. La retaguardia se acomodó en una emboscada de cobertura. Los del centro partiríamos tan pronto se recibiera la señal de la vanguardia. No se recibió ninguna, de manera que hacia mitad de la tarde ordené la partida. La mula no entendió la orden. Se negó a moverse portando mi peso sobre la pedregosa ribera. Sólo arrancó cuando me bajé. Se la entregué a León antes de que me diese por acuchillarla de forma prematura. Acto seguido comenzó un ataque de asma. Esta vez no era posible el transporte en hamaca. Tuve que caminar, y me fatigué mucho.

Hacia las 6 de la tarde se pudo conducir a los animales nadando hasta el otro lado. La balsa estuvo lista un kilómetro más adelante, en un punto más estrecho pero menos propicio para nadar. Se acabó la claridad sin que pudiese cruzar toda la tropa. 12 permanecimos de este lado hasta mañana. Los otros 10 hombres se quedaron sin cenar, puesto que la última porción de carne la teníamos nosotros. Estaba podrida. Hubo que comerla bien cocida.

Septiembre 15 de 1967
[…]
Cruzamos al amanecer. Casi todos vomitaron antes de alcanzar la mitad del río. El primer grupo nos recibió con mala cara. Camba masculló en voz alta que anoche se sentía el aroma de la carne asada desde la otra orilla. León contestó en igual tono que la parte que le había tocado estaba ahora en el río. No hubo más comentarios resentidos.

Avanzamos casi 2 km, hasta que encontramos un peñasco enorme en el camino. Ordené cambiar otra vez de ribera. De nuevo mi mula mostró claros síntomas de indisciplina. No la pinché en medio del río para no atraer a las pirañas. Del otro lado Camba manifestó su descontento por tener que empujar él solo la balsa con el Moro y su lumbago encima. Mandé a Darío para que lo ayudara. Caminamos otro tramo de 1 km. Luego una pendiente empinada nos cerró el paso. Había que cruzar nuevamente. Sin embargo, del lado opuesto un brazo de monte de unos 200 m también obstaculizaba el avance. Se decidió, por tanto, pasar en diagonal. En la práctica resultó muy difícil a contracorriente. Sólo lo consiguieron los animales, exceptuando la mula díscola. Nos tocó atravesar la maleza cargando la balsa y al Moro. Abandonamos la balsa en medio del montecito. Con el Moro hubo dudas. Se optó por continuar transportándolo. Después de desplazarnos 3 km surgió otra barrera: una especie de lodazal con arbustos espinosos. No obstante, cuando hablé de otro cruce, todo el mundo se alineó con la mula. Será mañana.

Sacrificamos al último torito. Hasta pensé en darle prioridad a la mula, mas me decanté por el factor culinario antes que el disciplinario.

Septiembre 16 de 1967
[…]
La nueva balsa es la mejor que hemos construido hasta ahora. Si tuviera frenos sería perfecta. A media tarde procedimos a cruzar. Olo y Chapaco se quedaron de últimos. Desde el otro lado se podía ver como gesticulaban y se gritaban. Al llegar Olo anunció que había sancionado a Chapaco con 5 días a media ración por falta de respeto. Chapaco se llevó una mano a las pelotas. Olo dijo que ahora eran 6 días. Por la mirada de Chapaco era evidente que él habría hecho lo mismo de tener mayor rango. Dado el carácter personal del incidente decidí no entrometerme.

La denuncia nocturna hecha por Eustaquio no fue menos bochornosa. Acusó al Ñato de comer más que el resto de los compañeros. La investigación arrojó como resultado que se trataba de un pedazo de cuero con algunos de retazos de gordo. Se le decomisó el resto para el próximo desayuno. Respecto al castigo me hice el de la vista gorda. Ñato es el mejor nadador y fundamental durante los cruces de río.

Más tarde fue necesario apelar a mis mejores dotes psicológicas para enfrentar otro caso. Muganga vino a quejarse de Pocholo, quien habría insinuado que aquel era un simulante y que resultaba un estorbo para la guerrilla. Le expliqué que, en efecto, calificaba como impedimento, pero que su enfermedad era real.

[…]

10 comentarios:

  1. Espectacular el pie de foto! jajaja. Este diario debes publicarlo en papel.

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  2. En estas últimas notas resulta divertido que la mula indisciplinada sea la más simpática y cuerda de la tropilla. La foto, de pesadilla.

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  3. Lo de la mula, y la balsa sin frenos, es de morir. Lo de Evo con cara de búho, ¡tremendo!

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  4. Apoyo la sugerencia de Danilo, creo que le haría un buen aporte de mi parte a las bibliotecas independientes en Cuba, por lo menos un poco de buen humor para los machacados cubanos.

    Ah, me gustaría tner una foto de la mula.

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  5. Digo que haría un buen aporte de mi parte a las bibliotecas independientes porque compraría una buena cantidad para mandarlas.

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  6. Magnifica la idea de Lori, ahora que ya sabemos se publicara en papel esta joya!
    Enhorabuena!

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  7. No me canso de repetirlo, estimado Guicho: para pasar hambre y construir balsas se hubiesen quedado en Cuba. Quizas algunos de ellos estuviesen vivos todavia en Miami, con un buen bistec y papas fritas.

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  8. Guicho,
    excelente tu notas perdidas. Tienes cada ocurrencia que nos desternillaa de la risa. Como alguin dijo aqui, esto ayuda a acabar con el mito del guerrillero heroico.
    A proposito, la foto detras de Evo realmente esta hecha de hojas de coca y esta colgada en su despacho. Lo vi la semana pasada en un noticiero cuando el reportero del canal de TV lo entrevistaba en su despacho.

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