Durante el desayuno papi anunció que hoy nos traerían regalos a todos los niños de la casa. Mami explicó que era con motivo del aniversario del triunfo de papi, el 1ro de enero, sólo que con los actos y demás tareas papi no había tenido tiempo hasta hoy. Nos pasamos todo el día pendientes de la llegada de los regalos. Por fin, después de la siesta vespertina, avisaron de que había entrado la camioneta de Cubalse. Venían los dos hijos del tío Maciques y un compañero negro, el chofer. Los tres se habían disfrazado. Incluso se colocaron unas barbas.
Desde el pórtico papi les anunció que aquí no entrarían vestidos de comemierdas y con esas barbas ridículas. Volvieron al carro a cambiarse. Yo fui corriendo a mirar. Los Maciques se habían quitado sus barbas postizas, pero el compañero negro estaba junto al espejo retrovisor pasando trabajo para afeitarse en seco con una cuchillita desechable de plástico. Pronto volvieron a la casa. Mami dijo que el compañero negro no podía pasar con la cara así, porque le mancharía el suelo de sangre. Papi habló con los maciquitos y estos trajeron algunas cosas de la camioneta.
Papi nos explicó que los regalos tendrían la función de orientarnos vocacionalmente, y procedió a repartirlos. Eran tres computadoras: una para Alexis, otra para Alex, y la última para Alejandro. Para Angelito y para mí, dos estetoscopios. Se me hizo un nudo en la garganta. Supongo que puse cara de angustia, pues mami se me acercó y se quitó una chancleta. Por suerte apareció una luz en medio de la oscuridad cuando Alex dijo que a él lo que le interesaba era el cine. Papi ordenó que se llevaran su computadora y que le trajeran una cámara de video. Los cubalseritos retornaron rápidamente con una cámara Sanyo. Papi gritó que qué porquería era esa, y ellos fueron volando a la camioneta y la trocaron por una Sony. Fue entonces que yo pregunté si me podían cambiar mi estetoscopio por un mascotín de primera base.
La sorpresa me salvó. Además de que mami se había vuelto a calzar la sandalia en tanto se arreglaba lo de Alex. Al parecer, a papi no le gustó mi solicitud, pues dijo que quien quería un mascotín era él, para entrarme a guantazos. Desistí de insistir al ver el dedo gordo del pie izquierdo de mami bajando la correa trasera de su sandalia derecha. Poco después las computadoras estaban instaladas. Alex filmaba a Alexis y a Alejandro probándolas, mientras el pobre Angelito le aplicaba su estetoscopio a ellos tres y a los dos equipos. Yo tenía ganas de tragarme el mío. De hecho, me lo metí en la boca inconscientemente, mas sabía medio ácido y me lo saqué enseguida.
Salí de la casa y fui hasta la camioneta. Detrás del carro uno de los Maciques le decía al compañero negro que la cámara Sanyo era para él, pero que eso era todo. El chofer contestó que lo acordado era la grabadora Panasonic, que había sobrado mucho más de lo esperado, que ellos sabían que él era un tipo muy discreto, pero que vieran como le había quedado la cara. El otro Maciques dijo que estaba bien, que se podía quedar con la grabadora y con la cámara mierdera también. En ese momento me vieron. Me llamaron con mucho sigilo, y sacaron de la camioneta un reluciente guante Mizuno. No era de primera base, sino de infield, pero tan bonito que se me salieron las lágrimas. Me dijeron que no podía contárselo a papi. Lo prometí. También me dieron otro video de Rambo para Alejandro. El Rambo II, que es el que más se le gasta. El los ve todos los días encerrado en su cuarto. Y aunque papi lo mandó a quitar los posters de Sylvester Stallone, él sigue usando los calzoncillos Sly Tanga con el rostro del guerrero. Sobre todo para ver las películas. Sí, ahora mismo, pegando el oído a la pared, puedo escuchar los disparos del americano y los jadeos de mi hermano.
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Míralos en la fotito, cómo gozan, ¡cómo gozan!, a finales de los 70, en yate privado y todo, Papi feliz, Mami orgullosa, y los tres stooges en el coro, aplaudiendo como si estuvieran en la Plaza y no celebrando un cumpleaños. La cena debe haber sido opípara, nada de keisito, sino langosta, que es lo que al viejo le gusta, y después de todo, el cumple es de él, como son todos los cumples en Cuba -- Yate y langosta, mientras en Cuba se estaba pasando un hambre canina y una represión bestial. Y los tres infelices zangaletones detrás, en su existencia también reprimida y secuestrada, de eterna infantilidad y terror al Padre Padrone, celebrando con triste entusiasmo posiblemente algún chiste malo de Papi-Ogro. ¡Güicho, muy buena esta nueva falta de respeto! Si sigues así, te van a dar pau-pau...
ResponderEliminarEl segmento de las barbas no tiene desperdicio.
ResponderEliminarSiga inspirado maestro. Que este diario dejara sin compradores al otro diario, ya sabe... Hasta vaya pensando en imprimirlo en camisetas, quizas tambien salgamos de las otras camisetas una vez por todas.
Excelente, fuera catarro, el humor sirve de mucho, un día mejor gracias a usted.
ResponderEliminarJa ja ja. ¡Candela al jarro, Maestro! Sigue con estas viñetas que tienes una audiencia expectante. (O lo que es lo mismo: la patria te contempla orgullosa).
ResponderEliminarPor cierto, me dan ganas de traducir alguna al inglés. Si encuentro el tiempo, te paso una nota por Facebook y lo seguimos por ahí.
Otra vez: gracias y ¡adelante!
Asi que computadoras para sus hijos no? y los niños de Cuba pasando trabajo y comiendose un cable! te aseguro que los castro's tienen internet no intranet.
ResponderEliminarBuenisimo este reportaje.
Guicho, te exigimos que estas dignas memorias pasen a formar parte de un blog independiente. (Pero de Wordpress, no de Blogspot).
ResponderEliminarRic,
ResponderEliminardespués de todo, el gran multiplicador de miserias ajenas se multiplicó demasiado, y los peores son los adoptivos, como Ñamez Roque. Por suerte las langostas alcanzan para todos ellos.
Gracias, don Eufrates. También me gustaría completar el diario de aquel. Ya sabe, las páginas perdidas de la campaña boliviana. Con notas tan memorables como:
ResponderEliminar¡Qué hambre! Sigo dispuesto al sacrificio. Creo que hasta se la chuparía a un indio por un buen asado.
Zoé,
ResponderEliminar¡que se te pase ese catarro!
Vana,
ResponderEliminargracias por pasar por acá, donde no hay gloria, pero igual se aceptan los honores.
Alexis,
ResponderEliminargracias, bro, avisa cuando te cuadre. Y manda municiones. Ya CRA me pasó lo que tenía.
Abrazo
Camilo,
ResponderEliminarhace rato que pensé en mudarme a Wordpress, pero aún no me he puesto para eso. Y no estaría mal apartar estas cosas. Por las fotos, que me joden la estética. Pero creo que no dan tanto jugo como para un blog propio.
Abrazo
Güicho, una obra maestra. No he leído los anteriores comentarios, no sé si alguien lo ha dicho ya, no me importa.
ResponderEliminarQue llego tarde yo aquí, que me están tirando rockettes.
...él sigue usando los calzoncillos Sly Tanga con el rostro del guerrero. Sobre todo para ver las películas. Sí, ahora mismo, pegando el oído a la pared, puedo escuchar los disparos del americano y los jadeos de mi hermano.
ResponderEliminarMe muero de la risa!!!
Estas acabando Guicho!
Los del Che, casi me los creo.