Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia

Foto: lo único puro lo lleva en la boca

Diciembre 31 de 1966

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La segunda parte de la discusión con el secretario general del Partido Comunista Boliviano ha sido menos larga y tediosa. Después de reconsiderarlo un rato, le he dicho a Mario Monje que podía quedarse con el mando político-militar. Me abrazó y me llamó su hermano. Le dije que sí, que así mismo es, que soy su hermano mayor, y que él sería el jefe de la guerrilla siempre y cuando siguiera mis órdenes. Se enojó y masculló algo de lo cual sólo entendí colonialismo cubano, Atahualpa y Moctezuma, pues mis conocimientos de la lengua quechua todavía son muy limitados. Luego de eso Monje se marchó furioso. Y se llevó el chanchito que nos había traído para celebrar el octavo aniversario del triunfo revolucionario (mío y de Fidel.)

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Febrero 18 de 1967

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Fue una mala idea treparnos en semejante loma sin saber que del otro lado no hay más que farallones. Me caí bajando. No tuvo mayor importancia, aunque me he pasado toda la tarde cojeando. Coco, Papi, Tumaini, Pombo, Cambá, Moro y Rubio se adelantaron para cubrirnos el retroceso. Luego llegaron Montuno, Urbano, Willy, Dick y Salustio con algo de comer. Parecía un gato, pero dijeron que era un animal típico de la zona. Sabía a gato.

Febrero 19 de 1967

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Se fueron Pombo, Cambá, Ñato, Negro, Chino, Papi, Pan Divino y Serapio para explorar otro posible camino. Pero aparecieron Chapaco, Inti, Coco, Empanadilla, Pachungo y Pocholo. Dijeron que no habían encontrado forma de seguir adelante. Preguntaron si sólo les dejamos la cabeza del gato. Los critiqué por esa conducta burguesa, y los mandé a cazar otro.

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Febrero 22 de 1967

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Otro día perdido. Acampamos en la ladera de un monte, incapaces de seguir subiendo y sin fuerzas para bajar. A Pocholo le huelen los pies. Casi parece argentino. Aunque no lo disfruto igual. Se quitó las botas mientras descansábamos, y por primera vez en toda mi vida guerrillera no sentí mi propio olor. También me quité las botas, pero ni así. Después de Monje es el boliviano que peor me cae. Tendré que analizar su conducta. De momento lo mandé a subir otros 200 metros y ponerse de posta allí.

Febrero 23 de 1967

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Continúan las disputas entre los compañeros. Primero se carajeaban, ahora se cojonean. Antes de que se hijeputeen voy a tener que fusilar alguno. El problema es que todos están armados. De lo contrario sería más fácil.

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Febrero 25 de 1967

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Espero que los bolivianos no sigan el mal ejemplo de los cubanos. La bronca entre Marcos y Pacho fue con machete y todo. El médico le cosió la oreja a Pacho. Yo era partidario de acabársela de arrancar y quemar la herida para que no se infecte. El médico asintió, pero Pacho se puso a lloriquear y a decir que no. Lo reprendí. Le dije que a un revolucionario le basta con una oreja para escuchar las instrucciones de su comandante. Finalmente accedí a que se la cosieran, pero le advertí de que en caso de infección sería dado de baja deshonrosamente.

Febrero 26 de 1967

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La muerte de Benjamín ahogado en la fuerte corriente del Río Grande ha sido trágica. En su mochila portaba las últimas cuatro latas de carne. No quise dárselas a llevar a uno de los cubanos, porque sabía que podían comérselas. Debí repartirlas entre cuatro bolivianos. Resulta una experiencia para la fase posterior de nuestra lucha. Así que la muerte de este débil muchacho no ha sido del todo en vano.

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