8 mar 2009

Las notas perdidas del Diario del Che en Bolivia 18

La Cumparsita: ...los amigos ya no vienen, ni siquiera a visitarme...

Mayo 29 de 1967
[…]
Al amanecer entramos en el poblado de Espino en cuatro viajes del jeep, pues al camión se le fundió el motor a tres leguas del pueblo. Los pocos campesinos que salieron a vernos se mostraron apáticos. Se trata de una comunidad de guaraníes. Son muy tímidos y no entienden el español. Especialmente cuando se les pregunta de comida. Aún no quería comenzar a gastar las provisiones adquiridas en la víspera, pero no quedó más remedio. Los indios nos informaron de una cercana prospección petrolera, donde confiscamos otro camión. Fue decepcionante la actitud de los mineros. En lugar de solidaridad, encontramos incomprensión por llevarnos el camión.

La dicha duró poco, ya que Ricardo atascó el camión en el lodazal petrolero y tuvimos que dejarlo. Al camión, aunque ganas no me faltaron de dejar a Ricardo también.

Envié a Coco a explorar una ruta que nos mantenga con acceso al agua. Volvió con noticias contradictorias, y recomendando acercarnos al Río Grande. Los guaraníes explicaron, sin embargo, que desde el caserío hasta el Río Grande no había agua potable, y que deberíamos ir en dirección a Muchiri.

La vanguardia, 7 hombres encabezados por Coco, salió en el jeep. Nosotros seguimos a pie.

Gran noticia en la radio. El Loro escapó de su cautiverio en Caimirí. Debe reincorporársenos lo antes posible o, de lo contrario, reportarse en La Paz. Esto último sería lo mejor, y que vuelva entonces para acá con refuerzos.

Mayo 30 de 1967
[…]
Los indios nos embaucaron. No hay agua por el lado de Muchiri. Ni siquiera hay camino como dijeron. Nos adentramos por un trillo petrolero siguiendo las huellas de un vehículo, que supusimos el de Coco. De repente apareció un muchacho con una escopeta y un perro. Al verlo armado, Antonio vaciló, y el chico pudo escapar. Ante esta situación, previendo que el jovencito informaría al ejército, me vi obligado a tomar precauciones. Monté una emboscada escalonada. Nosotros atrás. 300 ms más adelante: Arturo, Ñato, Chapaco, Willy y Raúl. Y otros 200 ms al frente: Antonio, como castigo por indeciso.

Al mediodía apareció Miguel, enviado por Coco, diciendo que no hallaron agua, tan sólo un camino hacia el norte, según la brújula de Coco. Pero hacia el Este-Noreste, según la brújula de Benigno; y hacia el Noroeste, según la brújula del propio Miguel. También quedó claro que las huellas que habíamos seguido durante horas no eran del jeep de Coco. Miguel solicitó retomar el comando de la vanguardia para evitar más confusiones. Le expliqué que necesitábamos por lo menos un mando boliviano, si queríamos conseguir reclutas. Y agregué que él tomaría el lugar del difunto Rolando al frente de la segunda columna, una vez que tengamos más guerrilleros. Lo mandé de vuelta con instrucciones de explorar aquel camino por unos 10 kms; no sin antes sincronizar las brújulas y, de paso, los relojes.

Dormía una plácida siesta cuando me despertaron los disparos. Esperé media hora hasta tener noticias de los escalones anteriores. El ejército había sido alarmado, avanzaba por el camino, y fue sorprendido por la emboscada. Tuvieron tres muertos y un herido antes de retroceder. Sólo participaron Antonio, Arturo, Ñato, Chapaco y Willy. Raúl se mantuvo agachado y disparando al azar. Dijo luego que le dolía la rodilla.

Nos replegamos por si el enemigo regresaba con refuerzos o bombardeaba el lugar. Fuimos en busca de la vanguardia, que hallamos con el jeep parado y recalentado por falta de agua. Orinamos todos en el tanque de agua del carro. Regañé a Chapaco porque estaba orinando parcialmente afuera, desperdiciando el preciado líquido. Respondió con cierta insolencia, planteando que no quería quemarse la pija metiéndola en el tanque. Le predije que sería sancionado en la asamblea de análisis de mayo.

Continuamos en el jeep, siempre dando varios viajes, hasta el anochecer. La cena a las 2 AM fue opípara. Carne de puerco frita y tres pavos asados. Dejamos un pavo vivo para ver si encuentra agua.

[…]

7 comentarios:

  1. Doña Flor y sus dos maridos. Se ve muy orondo Raúl en esa foto.
    Güicho, no te asustes, pero creo que te estás encariñando con el Ché.

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  2. Jorge,
    doña Flor... ¡efectivamente!

    Y de lo otro, pues esto de escribir diarios es tan impregnante como actuar... pero no creo que llegue a caer en el síndrome de Benicio.

    Por cierto, nunca entendí por qué Félix Rodríguez le dio un abrazo al Che después de anunciarle que lo ejecutarían en pocos minutos.

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  3. A eso yo lo llamaría la camaradería de los hombre duros. Yo entiendo toda la historia. El Ché hizo en su hora final lo que hizo mejor toda su vida: posar. Dile a mi esposa que se case de nuevo e intente ser feliz (yo estoy por encima de los celos y esas debilidades del corazón pequeño burgués/ataque preventivo contra los tarros póstumos), abrazo al soldado enemigo que cumple con su deber (la culpa no es del hombre, sino del sistema), debí haber muerto luchando (insatisfacción con uno mismo y autocrítica revolucionaria). La pose es la medida de la celebridad. Y el Ché era bueno posando hasta después de muerto.

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  4. Jorge,
    tomé nota, gracias!

    Cómo habrá sido el pose cuando el cholo Terán entró con la metralleta?

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  5. Ya empieza la accion con emboscadas escalonadas. Pero, no mucha todavia, el Che hasta tiene tiempo de dormir siesta, esa debilidad pequeno-burguesa por la cual me despetronco.

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  6. La brújula loca me hizo reir un montón, o las brújulas.

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  7. Félix Rodríguez le dio un abrazo al Che después de anunciarle que lo ejecutarían en pocos minutos.
    .. dices q no comprendes eso, es claro, el no queira matarlo, lo keria .. el tema es q fue obligado a hacerlo, y por eso se tomo sus litros de alcohol, antes de hacerlo

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